Durante la presente semana se han cumplido 100 días desde que el presidente Bukele, por medio del ministro de Justicia y Seguridad Pública, solicitó a la Asamblea Legislativa la autorización para el último estadio que permite la Constitución de la República para hacer frente a graves perturbaciones del orden público, invasión del territorio, rebelión, catástrofe u otra calamidad general. Cada una de las anteriores tienen estrecha vinculación con el accionar de las pandillas criminales que han operado y se han paseado por el territorio salvadoreño durante el presente siglo, desarrollando actividades de crimen organizado, y que les ha permitido acumular millones de dólares producto de sus operaciones y economía criminal.
Se acostumbra a evaluar en los primeros 100 días las gestiones presidenciales en el continente americano. Por supuesto que amerita las consideraciones necesarias para el régimen de excepción porque el que escribe ya fue testigo de esta disposición en la época del conflicto armado, y no recuerdo que esta disposición fuera eficiente y eficaz para ganar la denominada guerra contra la exguerrilla del FMLN; considero que fue utilizada para que las fuerzas de seguridad tuvieran descanso y control en algunas zonas del país; además, había toque de queda en determinados períodos. Recuerdo que en la colonia disfrutábamos salir a jugar, a platicar, a acostarse tarde, porque también había suspensión de la energía eléctrica; no dio resultado, ya que los dirigentes políticos tenían que ponerse de acuerdo y asegurar su futuro cuando ya no hubo dinero para financiar el conflicto y las condiciones geopolíticas habían cambiado en la denominada Guerra Fría.
Así que, estimados lectores, nadie puede venir a contarme la historia y los resultados del régimen de excepción; por cierto, muchos de los que ahora se oponen estaban en autoridad y eminencia en El Salvador, o trabajaban para ellos.
Para ser coherente y congruente con mi opinión y análisis de los últimos 37 meses, es la estrategia denominada Plan Control Territorial la que ha generado logros, resultados y avances en materia de seguridad en El Salvador, pero en los últimos 100 días estos resultados se han consolidado; se han registrado mayores disminuciones en la mayoría de los delitos que en otras columnas de «Diario El Salvador» he presentado con suficiente evidencia.
Las pandillas en El Salvador se encuentran gravemente afectadas, debilitadas, han perdido a sus soldados y tontos útiles que eran la carne de cañón para que ellos fueran capturados, mientras los cabecillas, financistas y los que mueven los hilos detrás viven con lujos y derrochando el dinero producto de la sangre y los daños a la sociedad salvadoreña. La única reacción es el caso aislado, en mi opinión, que se generó en la ciudad de Santa Ana, donde fueron asesinados tres oficiales de la Policía Nacional Civil mientras cumplían con su trabajo y procedimientos, que no representa, en mi parecer, una decisión de esa estructura local criminal, menos de la fracción pandilleril.
Los adversarios del presidente Nayib Bukele, de los funcionarios del Gabinete de Seguridad y de las instituciones de Seguridad y Justicia se encuentran en una clara ofensiva para que no sea prolongado el régimen de excepción, sin argumentos técnicos, dejando de lado los miles de víctimas de asesinatos, desaparición de personas, extorsiones, desplazamientos forzados, daños a emprendimientos y negocios, robos, agresiones sexuales y más; no se prioriza a las víctimas de la violencia e inseguridad.
La población apoya mayoritariamente; nueve de cada 10 encuestados están a favor de las medidas implementadas por el Gabinete de Seguridad; se les ha devuelto la esperanza. Existen también muchas historias que no están siendo expuestas de nuevos emprendimientos, casas recuperadas, vecinos que pueden visitar a otros que antes tenían que reunirse en un centro comercial, negocios que han disminuido considerablemente el pago de extorsión o no están cancelando desde hace varias semanas o meses. El régimen de excepción deberá prolongarse si el señor presidente Bukele, con su equipo estratégico del Gabinete de Seguridad ampliado, lo considera necesario para evitar un reacomodo y recomposición de los remanentes de las pandillas que siguen causando daño y luto a la sociedad. El esfuerzo por llevar paz y tranquilidad a El Salvador debe continuar, y como ciudadanos debemos apoyar y contribuir.