Ya son 7 años desde que se marchó el carismático y versátil actor estadounidense, Philip Hoffman, quien en 2014, con apenas 46 años fue encontrado en un pequeño apartamento en West Village, de Nueva York, tirado en el baño, semidesnudo y con una jeringa aún colgando de su brazo. Murió de sobredosis.
El año anterior a su muerte, el actor confirmó que tenía adicciones e ingresó a una clínica para desintoxicarse. Según los amantes del cine, su talento logró quedar reflejado en cada una de las producciones en las que participó, sin embargo, aseguran que le quedaba mucho por dar a la pantalla gigante.
Hoffman saltó al mundo cinematográfico a inicios de los noventas, y obtuvo innumerables papeles, pero en 2005 interpretó a Truman Capote, en la película bibliográfica «Capote», con dicha actuación recibió varios premios, particularmente el Óscar al mejor actor.