El 31 de mayo de 2020 será recordado en El Salvador como el día en que la Tormenta Tropical Amanda dejó en evidencia una cruda y dura verdad: el territorio salvadoreño es altamente vulnerable. El detalle es que eso es algo que siempre se ha sabido pero que las administraciones gubernamentales anteriores hicieron poco o nada para solventarlo.
Tormentas Amanda y Cristóbal: doble impacto en un país vulnerable
Entre la noche del 30 y durante todo el día 31 de mayo, incesantes lluvias azotaron la mayor parte del territorio de El Salvador, provocando desbordamientos de ríos y quebradas, así como también deslizamientos de tierra. Las lluvias continuarían en El Salvador ya que la Tormenta Tropical Cristóbal también impactó en el territorio junto a Amanda.
Según el Centro Nacional de Huracanes (NCH, siglas en inglés) de Estados Unidos, la tormenta Cristóbal afectó el territorio centroamericano entre el 30 de mayo y el 10 de junio, dejando más de 10 días de intensas lluvias que, combinadas a las provocadas por Amanda, dejaron mayor daño en varias zonas del país.
Los datos oficiales del Ministerio de Vivienda señalan que las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal causaron daños millonarios en El Salvador, pues cerca de 23,000 casas se vieron afectadas por el impacto de dichos sistemas ciclónicos. La suma de estos daños es de $57.9 millones y se necesita una fuerte inversión para reconstruir los hogares a las familias afectadas, según las autoridades.
Eta e Iota: los fenómenos climáticos que unieron a Centroamérica
El 31 de octubre, El Salvador y Centroamérica se vieron amenazados por la llegada del fenómeno climático Eta, el cual pasó de ser huracán a una tormenta tropical y posterior depresión tropical que vino a golpear todavía más a un país de por sí apaleado por las tormentas Amanda y Cristóbal.
Sin embargo, Eta no llegaría sola y el 13 de noviembre, el NHC alertaba la formación y llegada del huracán Iota, el cual alcanzó, incluso, la categoría 5, el máximo nivel que un huracán puede tener según las mediciones existentes.
El impacto de ambos huracanes en El Salvador fue mínimo en comparación a la forma en cómo golpearon a Honduras y Guatemala, países que vivieron días de dolor debido a inundaciones superlativas y deslizamientos de tierra que afectaron a centenares de familias.
Ante esto, el presidente de la República, Nayib Bukele, ordenó el despliegue de ayuda humanitaria a través de un contingente de 270 socorristas que viajaron a las naciones hermanas para colaborar en las labores de búsqueda y rescate, además de 60,000 paquetes alimentarios para las familias más afectadas por los fenómenos climáticos.