Ayer compartimos mesa junto a Mariana Salazar, la bicampeona panamericana de downhill y, como Indes, reconocimos su esfuerzo entregándole un estímulo económico de $4,000.
Lo de esta joven de 27 años es de aplaudir. No cualquiera se monta en una bicicleta como ella y ejecuta los descensos que vemos, a toda velocidad, en pistas con obstáculos realmente difíciles y duras.
También es de aplaudir el apoyo que sus padres, don Eduardo y doña María Elena, le han proporcionado a Mariana desde que era una niña. Me consta porque esta misma práctica la viví cuando Mariana llegó, por primera vez, a mi oficina acompañada de su padre.
Y es que lo de ella viene desde sus primeros años de vida. Mariana, a sus cuatro años, ya hacía motocrós. Al poco tiempo descubrió el Ecoparque El Espino, y este se convirtió en su espacio idóneo para recorrer bajadas, veredas y saltar sobre rampas improvisadas por su padre, quien siempre la ha acompañado en sus travesías.
El downhill es la modalidad del ciclismo de montaña que consiste en hacer descensos lo más rápido posible en pistas situadas en montañas o colinas, con obstáculos naturales o artificiales.
En busca de mejores oportunidades tanto académicas como deportivas, Mariana decidió emigrar hace unos años a Francia. Y aunque al inicio las cosas no le salieron como esperaba, no desistió de su sueño. Comenzó a competir en campeonatos panamericanos y ganó los títulos de 2014, 2015, 2018 y, ahora de manera consecutiva, los de 2021 y 2022. Ha reinado en categorías júnior y mayor, pero no se quedó ahí. En 2019 también ganó bronce en una copa del mundo y ha estado entre las mejores 10 del mundo del downhill.
Mariana es, sin duda alguna, un ejemplo de valentía, de superación, un modelo a seguir no solo por las mujeres salvadoreñas, sino por nuestra sociedad en general. Mariana es tenaz, valiente, dedicada. Se esfuerza para alcanzar la gloria.
Precisamente, por ese esfuerzo que Mariana y muchos atletas salvadoreños hacen día tras día para lograr la gloria es que la próxima semana lanzaremos un programa, a mi criterio, el más ambicioso en la historia nacional, que busca allanar el camino hacia la profesionalización de nuestros deportistas.
El programa Esfuerzo&Gloria pretende beneficiar a más de 400 atletas salvadoreños, ofreciéndoles la oportunidad de que inicien su camino para vivir del deporte.
Pero de ese programa hablaremos en profundidad en la siguiente columna. Por hoy, quiero despedirme ofreciendo un sincero reconocimiento a todos los padres que, como don Eduardo y doña María Elena, los papás de Mariana, representan en esta ocasión un verdadero compromiso, apoyo y acompañamiento a su hija.
Don Eduardo y doña María Elena representan a los padres de familia que hacen lo imposible para apoyar a sus hijos, para llevarlos temprano a los entrenos; a los papás y mamás que incluso dejan de darse un gusto o un bocado con tal de satisfacer las necesidades de sus hijos.
Aquí también podemos incluir a tíos, abuelos, primos y a toda la familia que sufren, lloran, ríen, disfrutan y vibran con el deporte. Gracias, porque sin ustedes esto sería más difícil.