El Salvador ha vivido décadas de abandono. Hay una enorme deuda en diversas áreas de la vida nacional, y cumplirle a la nación es una tarea larga pero necesaria. Ayer, la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) anunció que en plena pandemia logró aumentar la producción de energía hidroeléctrica a 1,985 gigavatios hora, un hito en la historia nacional.
Este aumento fue gracias a las labores de mantenimiento a gran escala que desarrolla ahora la CEL, algo que prefirieron no hacer en los últimos 30 años. La disponibilidad de energía en grandes cantidades y a precios competitivos es un requisito vital para el desarrollo de una nación. No se puede pensar en aumentar la productividad de un país si no hay acceso a energía abundante, y la CEL produce una de las energías más limpias del planeta: la hidroeléctrica.
Atender los problemas tiene réditos sociales, como el que ahora vemos en la producción energética. Del mismo modo, la previsión del gobierno para enfrentar la pandemia también colocó al país en una envidiable posición, con una baja tasa de fallecimientos por COVID-19 y con un sistema de salud que no colapsó.
Sin embargo, siempre hay fuerzas que conspiran para que los avances no se den con la velocidad que todos queremos. Lo vimos últimamente con el tema de la obstrucción legislativa al combate de la pandemia, pero también sucedió cuando los diputados de la oposición negaron sus votos para que el Estado construyera viviendas para las familias afectadas por los desastres naturales.
A 20 años del primero de dos terribles terremotos, vemos que las familias en Las Colinas siguen sufriendo la falta de empatía de los gobernantes tradicionales. El dinero que venía desde Taiwán para asistir a las víctimas fue desviado hacia la campaña electoral de ARENA, y ahora, dos décadas después, un alcalde de ese mismo partido continúa cobrando tasas por servicios municipales que no presta a las familias que perdieron su hogar. Tienen las escrituras de los terrenos donde estuvieron sus casas, pero no pueden construir allí. A lo único que tienen derecho, según la alcaldía de Santa Tecla, es a pagar impuestos y tasas municipales.
El abandono de las necesidades de la población es algo de lo que debe ocuparse la nueva clase política nacional. Superar los males del pasado y la desidia es uno de los principales retos para cambiar la forma de gobernar.