El Salvador presenta un nuevo registro histórico en disminución de violencia homicida al finalizar agosto de 2021 con 53 homicidios, y un promedio diario de 1.7 a la espera de la validación por la mesa técnica tripartita interinstitucional. Atrás quedó la marca anterior que el gabinete de seguridad actual se colgó en mayo de 2020 con 66 muertes violentas, y antes, en marzo de 2020, con 68.
Ni en el siglo pasado ni en el presente habíamos registrado estos datos en violencia homicida. Existen en nuestro país muchos mitos y leyendas. Uno de ellos es que en el Gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez nuestro país era más seguro, no había delincuentes, que tenía mano de hierro con la delincuencia, que les cortaba los dedos e incluso las manos a los ladrones, y que el general ha sido uno de los referentes, un héroe, y para algunos el mejor conductor de la seguridad pública, pero la criminología y ciencias auxiliares me han permitido darme cuenta y comprobar por medio de evidencia que no era cierto. El general Martínez, al menos en violencia homicida, no logró frenar ni reducir la tasa de homicidios en El Salvador durante sus gobiernos. Es más, 1934 ha sido uno de los más violentos de nuestra república, con una tasa de 88 homicidios por cada 100,000 habitantes. Durante el período conocido como «martinato», entre 1931 y 1944 se registraron aproximadamente 8,000 homicidios, y la tasa promedio de muertes violentas osciló entre 55 y 60 por cada 100,000 habitantes, cuando la población total era de 1.5 millones de salvadoreños. No incluyo en este dato la matanza de indígenas de 1932, de la cual no hay cifras oficiales, solo aproximados, que sin duda incrementan la tasa de homicidios, y tampoco puedo agregar los homicidios de 1940 a 1942 que no fueron publicados.
Las cifras de violencia homicida para agosto de 2021 son relevantes por la disminución, por el promedio diario, mensual, porque es el tercer mes consecutivo con menos de 100 homicidios (junio, julio y agosto) y aporta para que al finalizar el octavo mes del presente año los homicidios registrados son menos que los de 2020 para el mismo período con –6.6 % que representa– 55 homicidios, y disminuir el promedio anual a 3.2, que para 2020 fue de 3.5. Con estos datos puedo proyectar que la estrategia denominada Plan Control Territorial (PCT), conducida por el presidente Nayib Bukele y el gabinete de seguridad ampliado, logrará una tercera reducción significativa del indicador interanual de violencia homicida (2019-2021), y de mantenerse estos promedios se finalizará con una tasa de entre 17.5 y 18.5 por cada 100,000 habitantes. Y es probable que mi proyección sea superada en positivo, ya que la disminución de homicidios tiene una clara tendencia a la baja.
Debo destacar que la fase IV del PCT (Incursión) está brindando un aporte significativo y relevante a la disminución de homicidios y todos los delitos en municipios, comunidades, barrios, cantones y caseríos donde han llegado y se han quedado en el territorio.
El año pasado, los detractores de la estrategia del PCT y de la PNC, FGR y Fuerza Armada atribuyeron al confinamiento domiciliario las reducciones. Me pregunto qué dirán ahora, ya que la disminución de promedios anual, mensual y diaria de violencia homicida es más relevante porque estamos en plena actividad económica y comercial.
Todo indica que, si se mantienen o disminuyen los promedios de homicidios actuales en los cuatro meses pendientes, El Salvador finalizará bajo el promedio de homicidios en América Latina en 2021.