Sin exigirse en demasía y sin más argumentos que su oficio, Águila se impuso 1-0 a Firpo y visó su boleto a las semifinales del Apertura 2020. A las órdenes de Ernesto Corti, el cuadro anaranjado no ha encontrado rival que le haga sombra y se postula como serio candidato al título. A los toros les voló por encima en la serie de cuartos.
Este sábado, el nubarrón entre blanco y gris que posó el césped del estadio Juan Francisco Barraza, en los minutos previos al juego fue, si acaso, un recordatorio para Águila y su hinchada que le quedaban 90 minutos por jugarse y acceder a las semifinales.
Empero, llegado el pitazo inicial, la nube desapareció y el panorama sobre el firmamento migueleño fue tan claro como el mandato y la estrategia que los pupilos del estratega Ernesto Corti sobre la cancha: Águila jugó sin pausa, pero prisa. Jugó a no agitarse y que Firpo pusiera el gasto y ritmo de juego.
Era lógico. Los anaranjados hicieron su plana con letra legible en el partido de ida celebrado en Usulután, y eso les permitía tener una cómoda ventaja de 2-0, jugar al ritmo del cronómetro y que fueran los toros los que entraran en angustia.
Encima, tenían a favor el calor de su gente y enfrente a un Firpo demasiado diezmado y con pobres argumentos para darle vuelta a un marcador tan adverso. Con piezas clave, a los dirigidos de Roberto «Toto» Gamarra solo le quedaban los arrestos de Daniel Melgar en la zona ancha, Luis Canales en el ataque y el empuje anímico que puede inyectar Matías Coloca bajo los tres palos.
De ahí que, aunque parecía [por nombres] que Firpo llegó con corvos para enfrentarse a un Águila con tanques y ametralladoras en el Barraza, al menos hasta el cierre del primer acto el partido fue parejo.
Eso sí, al momento de hacer la pausa para el descanso, y las respectivas indicaciones y ajustes, los emplumados, ya habían ampliado su ventaja: se pusieron arriba en la pizarra 1-0 [3-0 en la serie global], al 42′, con tanto de Yan Maciel, y solo un minuto más tarde Ever Flores vio roja directa por un manotazo a Marlon Trejo que no perdonó el árbitro Ismael Corneo.
La anotación del brasileño, quien venció a Coloca con un remate raso de zurda, activó las gargantas de la hinchada naranja, que si bien no había gritado en público sus exigencias tampoco había tenido nada para celebrar.
Para el complemento la afición se acomodó a sus butacas con la esperanza de ver espectáculo y sobre todos gritar goles ante un toro herido, con las pezuñas hinchadas y sin cuernos para dar pelea y rehuir a su suerte: el matadero.
El reloj, sin embargo, se fue tragando el tiempo y la falta de gol motivaron algunos silbidos desde los graderíos que serían premiados luego y cambiados por aplausos por los ingresos de Víctor García y Dixon Rivas, que vieron minutos en detrimento de Diego Coca y Santos Ortiz.
Más tarde, al 75’, ya cuando el partido entraba al último tramo y sin peligro alguno en el horizonte, Corti retiró a Nicolás Muñoz, el goleador del torneo, y a Gerson Mayén, quienes se marcharon bajo un manto de aplauso.
Fueron las palmas lo único que abundó en la bajada del telón porque si bien Firpo puso arresto en inferioridad numérica, siempre estuvo bajo el yugo de Águila, que eso sí, fue incapaz de anotar un segundo gol.
En las gradas, sin embargo, la fiesta no faltó, antes del silbatazo final sonó el «Águila Negra» y con ella el público comenzó a abandonar el estadio, la obra estaba terminada: Águila estaba en semifinales. ¡Aplausos!