15 días han pasado desde que ocurrió el deslave en el caserío Los Angelitos II, en Nejapa y a medida transcurre el tiempo, así aumenta la incertidumbre y la duda en la familia de Miguel Ángel Maldonado, de 56 años, la única persona que sigue desaparecida. No hay certeza si aún sigue vivo o ya está muerto.
Desde que ocurrió la tragedia, las autoridades no han dejado de buscar a Maldonado, pero a medida han pasado los días, la esperanza de vida ha crecido para la familia. «Ahora creo más, que está vivo que muerto», mencionó una sobrina mientras buscaba a su tío en un predio baldío cerca del parque ecológico Samaria.
Las versiones sobre el paradero de Maldonado han crecido en la última semana. «Unos nos dicen que anda deambulando, otra persona nos dijo que vio que lo rescataron y él se fue», contó la hermana de la víctima, Roxana Maldonado.
Durante el día y la noche, en quebradas y terrenos aledaños, la familia de Maldonado no deja de buscarlo. Algunos pobladores han dicho que lo han visto caminando entre cañales.
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«Ya son dos personas que nos han dicho que anda acá deambulando y por eso venimos, para saber si se acerca a dormir por acá. En su niñez vivía cerca de esta zona, quizá eso es lo que recuerda», dijo la hermana para quien es imposible evitar las lágrimas.
«Si alguien nos dice que lo vio ahí vamos a buscarlo, no dejaremos de buscarlo», añadió.
Otra de las versiones es que «hubo una persona de una residencial cerca de la zona del deslave que le ayudó. Dicen que lo rescató de la correntada, le dieron ropa y dinero y luego se fue. Tengo pruebas de esto, tengo los audios de la persona que me los mandó, le envié foto de él y me aseguran era mi hermano”, explicó Roxana.
Son muchas las dudas que agobian a la familia de Maldonado; incluso una vecina les confirmó que fue Miguel quien, la noche del deslave, les advirtió que la zona se estaba inundando y que salieran de las viviendas. Sin embargo, nadie da más da referencia si vieron a Maldonado salvarse de la tragedia.
Una persona ejemplar
Pasar tiempo con la familia era una de las actividades que más disfrutaba Maldonado, manifestaron algunos parientes. Además, de andar en su bicicleta por la zona. Sin embargo, su vida había cambiado unos meses atrás, ya que pasó días complicados por algunos trastornos intestinales crónicos.
Miguel vivió en el caserío desde su niñez. Trabajó buena parte de su vida en la construcción; los últimos meses estuvo trabajando como ordenanza en una empresa, pero luego pasó varios días en la casa por su enfermedad, donde vivía con su esposa Esperanza Torres, quien murió en el deslave y su hijastro Herbert Torres, quien resultó gravemente golpeado en la tragedia, pero sobrevivió, y reposa en un albergue.
Una persona responsable, amable y reservado, así describen a Maldonado sus parientes. El ahora desaparecido era una persona cristiana, según relató la familia.
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«Él era cristiano, le gustaba platicar de Cristo, tampoco se metía con nadie», manifestó una sobrina.
La familia de Maldonado asegura que todos estos días han sido de gran angustia y no se cansarán de buscarlo, aunque lo encuentren muerto. Por otra parte, las autoridades continúan haciendo su trabajo, aunque buscar entre grandes cantidades de tierra ha sido difícil y mientras más días pasan las posibilidades de encontrar el cuerpo se reducen.
«Todo lo que nos han dicho nos genera más incertidumbre. De repente se me viene el rostro de él y pienso que me hubiera gustado compartir más tiempo con mi hermano. A veces pienso sobre la angustia que pasó, o me pregunto qué habrá sentido al ver la tierra», expresó Roxana.
La tragedia en Nejapa sucedió la madrugada del 29 de octubre. El alud recorrió cuatro kilómetros, arrasó el caserío dejando diez víctimas mortales, un desaparecido, 125 familias damnificadas y daños materiales.