Un reciente informe de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) revela que, hasta el cierre de septiembre, en El Salvador hay 298,641 cuentas de ahorro con requisitos simplificados. Con respecto al mismo mes de 2019, la diferencia es abismal: se trata de 268,993 nuevas cuentas de ahorros.
La certidumbre que da el Gobierno del presidente Nayib Bukele es la principal razón para explicar semejante crecimiento. No es de extrañar: ahora que los ciudadanos tienen más seguridad y prácticamente se erradicaron las extorsiones por las pandillas, hay más disponibilidad de recursos que se destinan al ahorro. Además, otro efecto de la reducción de la inseguridad es el dinamismo económico, lo que hace que haya más dinero en circulación.
Los números reportados año por año dan fe de ese aumento en la cantidad de personas con cuentas de ahorro. En 2019 había 29,468, que para 2020 habían subido a 93,976. Un año después se acumulaban 133,075, mientras que en 2022 ya había aumentado a 184,489, hasta llegar, en septiembre de este año, a las 298,641.
Los datos se hicieron públicos durante la inauguración del Mes del Ahorro 2023, organizado por el Consejo Nacional de Inclusión y Educación Financiera (CNIEF), lo cual es una buena noticia porque robustece el sistema bancario nacional.
El ahorro es una virtud que impulsa el desarrollo de las sociedades, por lo que los esfuerzos para incentivarlo son muy importantes, sobre todo aquellos destinados a fomentarlo desde edades muy tempranas, porque se desarrolla una conducta financiera responsable, crucial para todos los ámbitos de la vida.
Sin embargo, hace falta mucho camino por andar. Aunque se ha reportado este robusto repunte durante los últimos cuatro años, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Capacidades Financieras de 2022, el porcentaje de ahorro en el sistema financiero es únicamente de 39 %.
Un mayor acceso a la banca mejora las posibilidades de financiar emprendimientos y pequeños negocios, lo cual es la base para el dinamismo económico. En este sentido, los esfuerzos complementarios entre el sector privado y el Gobierno generan mejores resultados.
No hay dudas de que la mejora en el clima de seguridad, tanto personal como la certeza jurídica, fomentan el ahorro. A pesar de esto, siempre hay voces disonantes en la oposición que consideran que «de seguridad no se puede vivir», como recientemente aseguró una candidata, lo que demuestra su grado de desconexión con la realidad.