No encuentro razones en la terquedad de algunos que se han quedado atrapados en un pasado bobo. Que no despiertan. Que no abren los ojos ante lo que está pasando.
Si bien el ascenso a la Presidencia de la República de Nayib Bukele fue un parteaguas histórico en 2019, lo que estamos a punto de observar en el próximo evento electoral de 2021 sería una continuación de ese momento, y abriría la posibilidad para renovar toda la clase política de este país. Sin embargo, algunos no lo ven. Se resisten a la transformación que está viviendo la función pública, y prefieren ponerse del lado equivocado de la historia.
Las encuestas han empezado a marcar un camino ampliamente conocido. La Universidad Francisco Gavidia, por ejemplo, a través del Centro de Estudios Ciudadanos, publicó recientemente el “Primer estudio de simulación de voto con papeleta de alcaldes y diputados: departamento de San Salvador”. Un medidor que, por su trascendencia y por el momento que vivimos, resulta importante y de reflexión necesaria. El estudio se realizó entre el 24 y el 25 de octubre y en cuanto a parámetros de muestreo tiene un nivel de confianza del 95%, con un error muestral de ± 3%.
En esta encuesta se señala una amplísima ventaja de Nuevas Ideas en cuanto a simpatías ciudadanas. Una de las conclusiones que me llama la atención es la siguiente: “Nuevas Ideas no necesita personalidades destacadas (…) para ganar una elección municipal: La simple bandera aporta todo el caudal de votos que necesitan”. Es decir, el pueblo salvadoreño cree que Nuevas Ideas es la mejor opción. Por ello, le brinda su apoyo y parece estar listo para una victoria por demás aplastante en las elecciones para diputados y alcaldes.
Otro dato a destacar es que de 12 municipios estudiados en el departamento de San Salvador, Nuevas Ideas obtendría 11. Lo cual resulta revelador, y da una dimensión clara de lo que estamos a punto de vivir. La ciudad capital, además, ha decantado sus preferencias por Mario Durán, quien ya trabajó por el desarrollo de la ciudad y luego tuvo una destacada labor al frente del Ministerio de Gobernación.
Yo creo que Nayib Bukele, el Presidente de todos los salvadoreños, ha conseguido demostrarle a propios y extraños que se puede hacer política de altura. Su trabajo y el trabajo de todos sus funcionarios ha sido ejemplar en la última emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia del COVID-19, por ejemplo. Los salvadoreños han observado el esfuerzo, el trabajo diario, sin descanso, las cifras estables de contagios, el éxito de la puesta en funcionamiento del Hospital El Salvador, etc. Además, hay que sumarle el exitoso Plan Control Territorial, que ha conseguido reducir los índices de violencia y de homicidios a mínimos históricos, y el optimismo que va generando la reactivación económica en el país está a la vista de todos.
Según la prestigiosa casa encuestadora internacional CID Gallup, la “administración Bukele ha incrementado su aprobación y continúa con gran respaldo ciudadano en su batalla contra el coronavirus”. Así, de acuerdo a la evaluación de las medidas sanitarias tomadas por el Presidente en la pandemia, un 85% de la población cree que el mandatario y su gabinete han trabajado “muy bien” en esta emergencia; y un 11% cree que lo ha hecho “bien”. Esto significa que hay un 96% de opiniones positivas. Todo pese a la guerra obsesiva de algunos medios de comunicación y al bloqueo económico instaurado como estrategia absurda de parte de los diputados del matrimonio ARENA-FMLN-Rodolfo Parker.
Estos y otros hechos, estas acciones y decisiones que está tomando el Gobierno, le ofrecen un panorama a los salvadoreños claro: seguir por ese camino exitoso es posible si se cree en la posibilidad de gobernar bien desde el Ejecutivo, pero también con una relación armoniosa entre este, el Legislativo y los gobiernos locales. Por ello, a mi juicio, la población ya tomó una decisión para las próximas elecciones.
Y a pesar de todas las encuestas, de las pruebas que ofrece la realidad, de la simpatía enorme e innegable de Nuevas Ideas y del Presidente, hay quienes aún no lo ven. Están ciegos. Prefieren seguir asumiendo demencia, viendo fantasmas, llamándole “troles” a ciudadanos que están hartos del pasado reciente de la política y que han decidido darle el apoyo al Presidente Nayib Bukele. Van sufrir una derrota aplastante el próximo año, y solo cuando los resultados estén a la vista, entenderán que su tiempo se ha agotado y que este país empezará un nuevo camino hacia el desarrollo.