Los músicos: elefantes y jaguares se pararon sobre el escenario dispuestos a brindar un verdadero concierto en la vuelta del fútbol al Cuscatlán, pero la cancha que no está en sus mejores galas hizo que la pelota se moviera con rebeldía y aunque el partido fue emotivo, ambas orquestas desafinaron en los pases y no dieron la nota. Al final la única melodía que sonó con claridad fue la silbatina desaprobación al insípido 0-0 y al árbitro Filiberto Martínez.
Los paquidermos tenían cuatro meses de no jugar sobre la grama del Cuscatlán, la última vez fue el 30 de octubre pasado y de esa fecha lo que habia en mente era el recuerdo amargo de que Platense los apartó de las semifinales, y que las últimas visitas de Metapán tampoco habían sido dulces: una derrota y un empate registraban las estadísticas.
Bajo esas premisas, y el invicto y liderato como obligaciones extras, Alianza quiso apelar su toque y llegadas por las bandas, pero aparte luchar con el terreno de juego tuvo enfrente a jaguar que muerde cuando sale en busca de la pelota y de cacería y le impidió celebrar en su vuelta a casa.