El 15 de junio, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) acordó elevar en 75 puntos base sus tasas de interés, cuando la inflación local ha visto su mayor aceleración en 40 años, empujada sobre todo por los altos precios de la gasolina y los alimentos.
Con esta decisión, la tercera en el actual ciclo alcista, el rango para la tasa objetivo en Estados Unidos se establece entre el 1,50 y el 1,75 por ciento, un nivel que se esperaba a finales de 2023.
Para el mexicano Grupo Financiero Monex, más allá del incremento de 75 puntos, el tono de la decisión fue bastante «hawkish» (propenso a subir tasas), pues muestra que los miembros de la Fed están dispuestos a llevar la tasa a un nivel de entre el 3,25 y el 3,50 por ciento.
«Además, los pronósticos para 2023 y 2024 sugieren que la tasa permanecería por arriba del 3,0 por ciento, lo que implica que la postura monetaria será restrictiva por un horizonte indefinido», agregó la institución mexicana.
«Adicional a este posicionamiento, mucho más agresivo de lo observado antes en el año, las proyecciones macroeconómicas tuvieron un notable deterioro»puntualizó.
La Fed revisó a la baja el pronóstico de crecimiento para la economía estadounidense de este año, a un 1,7 por ciento desde el 2,8 por ciento, lo que despertó temores de que la fuerte desaceleración en el ritmo de avance de la producción pueda inducir a una recesión en un horizonte de 12 a 24 meses.
Aproximadamente siete de cada 10 economistas creen que habrá una recesión en Estados Unidos el próximo año ante las tensiones geopolíticas y la creciente inflación, de acuerdo con una nueva encuesta citada el martes pasado por la revista Newsweek.
El 2 por ciento de los 47 economistas participantes cree que la recesión comenzará en el último trimestre de 2022 o antes.
Sin embargo, el 38 por ciento prevé que empezará en la primera mitad de 2023, y el 30 por ciento en la segunda mitad del próximo año.
Para el economista mexicano Mario Correa el aumento de tasas en Estados Unidos significa que la Fed está reconociendo que prevalecen una serie de distorsiones, que pudieran llevar hacia una recesión de la economía hacia adelante.
Irónicamente, las distorsiones se dieron en un entorno de bajas tasas de interés y que también derivaron en la acelerada inflación que enfrenta actualmente Estados Unidos, y que de alguna manera exporta a ciertos países como México, su vecino y principal socio.
Una recesión en Estados Unidos derivaría en un hecho semejante en México, ya que hasta ahora gran parte de la recuperación económica del país latinoamericano tras el colapso de la pandemia de COVID-19 se explica por las exportaciones que envía a su vecino del norte.
«Si Estados Unidos se desacelera con fuerza o va a recesión, probablemente nuestro país irá detrás y en una magnitud todavía mayor», detalló Correa en una videocharla con Xinhua.
«Es decir: si Estados Unidos crece cero, pues México va a tener una recesión de uno o dos puntos porcentuales», puntualizó.
La economía mexicana, la segunda mayor de América Latina después de Brasil, se contrajo un 8,2 por ciento en 2020, su peor desempeño desde la década de 1930, por los efectos derivados de la pandemia.
El Producto Interno Bruto (PIB) mexicano repuntó un 4,8 por ciento en 2021, de acuerdo con las cifras oficiales más recientes, y se encamina este año hacia el 1,8 por ciento, según pronósticos de expertos.
Pero la ola podría extenderse hacia más países de América Latina y a otros mercados emergentes, junto al efecto de las tasas de interés más elevadas.
Correa dijo que cuando los bancos centrales de los países desarrollados empiezan a subir sus tasas de interés, el panorama para los mercados emergentes como México, Brasil, Colombia, Chile y Perú normalmente se «enturbia».
«Un ciclo de alza en las tasas de los países desarrollados usualmente es mala noticia para los mercados emergentes que dependen de flujos de capital y que pueden ver presionadas sus tasas de interés, sus tipos de cambio», indicó el experto mexicano.
«Creo que vamos a ver un entorno complicado para los mercados emergentes, más si Estados Unidos se va a recesión y si tienen que seguir con el ciclo de alza en las tasas, pues el panorama para los mercados emergentes se deteriora», agregó.
Por ejemplo, el experto dijo que la inflación acelerada conlleva que los ingresos de la población sean insuficientes para sus compras; las personas que dependen de los pequeños negocios pueden enfrentar mayor presión financiera, menos ventas, e incluso se les puede complicar la cobranza.
También a medida que la economía va perdiendo vapor, va a ser más difícil encontrar empleo o mantener el empleo, de acuerdo con Correa.
Además, la economía global está pasando momentos complicados y ahora se han acelerado por los problemas geopolíticos en Europa del Este, que incluso están llevando a un proceso de «desglobalización».
«Los países están comenzando a ver más hacia su interior para generar crecimiento y actividad económica, pero eso ya no tiene sentido en el siglo XXI porque las economías del mundo están muy interconectadas y todos dependemos unos de otros», dijo Correa.
«La dirección a la cual se debería estar moviendo la economía del mundo es de una mayor integración y cooperación económica», sugirió.
El economista Isaac Cohen explicó a la cadena Univision que el resultado que se espera por parte de la Fed es «enfriar el gasto» lo suficiente para frenar la inflación sin provocar una recesión.
Pero el impacto se verá mayormente en los pagos de los préstamos a corto plazo, las tarjetas de crédito y las cuentas de ahorro, también, impactando a empresas.