Hay personas que son amantes de los animales y velan demasiado por su cuido. Incluso, hay quienes al ver, por ejemplo un perro o gato desamparado en la vía pública se detiene a darle comida, agua e incluso rescatarlo para llevarlo a un lugar adecuado.
Este hecho, para muchos, es una señal positiva y de altruismo, pero qué pasa cuando esa persona que ayuda no es consciente de los cuidos que merece una nueva mascota y la lleva hacia su lugar de residencia, donde ya posee a otros animales que están en hacinamiento, desnutrición o con enfermedades graves.
En El Salvador, el término «síndrome de Noé», es muy poco conocido, sin embargo, es el nombre que se le da al desorden psiquiátrico que consiste en la acumulación de animales de forma patológica.
«Es una alteración psicológica y psiquiatra donde el individuo se aferra a animales, a perro o gatos, específicamente, y que están asociadas a la acumulación compulsiva, porque empiezan con uno, después con dos, tres, cuatro, cinco… y puede ir aumentando», detalla la psicóloga clínica, Cindy Durán.
Para los acumuladores compulsivos, el acaparar un gran número de objetos, en este caso animales, es motivo de una fuerte necesidad que los hace sentir bien, y en algunos casos se auto perciben como «salvadores de animales».
«Este tipo de personas normalmente puede proyectar un conjunto de ideas un poco obsesivas como “tengo que cuidar; tengo que hacer esto, si no lo hago entonces se van a enfermar” y se plantea una demanda de forma excesiva, porque es una responsabilidad de forma excesiva que no va a lograr cubrir. Entonces ya deja de ser altruista, y se convierte en alguien que solo está supliendo una necesidad seguramente intrínseca, que puede ser por causas multifactoriales, predisposición genética, por acontecimientos estresante o por alguna afectación neurológica», indica la psicóloga.
La incomodidad de los vecinos
En algunos casos, los espacios donde se tienen a las mascotas son demasiado pequeño en comparación al número de animales que se posee, por lo cual empieza a generar algún tipo de molestia con los vecinos quienes se quejan del ruido que generan, del olor que emanan por estar sucios o por el olor de sus eses que no son recogidas o tratadas de la manera adecuada.
Ante ello, denuncian el problema a las entidades correspondiente. Este acto, la ley de protección hacia los animales lo ve como un problema público y de salud pública por lo cual atienden la demanda, pero pocas veces la familia, amigos y los mismos vecinos, no atienden a la persona acumuladora.
«Lo que puede pasar con esta persona es que caiga en duelo, ansiedad, depresión y tampoco se descarta un comportamiento de suicidio, sobre todo porque es algo que le genera mucha perturbación al momento de separarse obligadamente de sus mascotas, y exactamente como es un problema psiquiátrico y psicológico, no va a responder de la mejor manera. Eso puede representar claramente un comportamiento un poco caótico, puede que sus emociones se intensifiquen en tristeza, ansiedad, miedo, impulsividad, enojo, entre otras», explica la psicóloga.
¿Cómo saber si son muchos?
Es importante no confundir el amor que una persona pueda llegar a tener con los animales y otro con la necesidad de tener animales.
«Puede ser algún trastorno cuando se empieza a afectar la funcionalidad del individuo, cuando esa sobrecarga, ya no le permite cuidarse a sí mismo. Cuando se empieza a afectar económicamente o se empieza a afectar las relaciones interpersonales, su higiene, entre otras. Si el sujeto ya no ejerce una actividad que le permita poder adaptarse a diferentes entornos de manera funcional, entonces ahí hay un indicador que hay un problema», señala la experta.
De igual manera, para saber sí se sufre de este síndrome es importante determinar ciertos criterios que ayuden a determinar si hay alguna señal alarmante, algunos de ellos son:
- La acumulación de gran cantidad de animales de forma compulsiva y desmesurada.
- Si la persona no sale por pasar con sus mascotas, porque le genera ansiedad el hecho de separarse de ellos.
- Cuando afecta las relaciones interpersonales entre amigos y familias.
- La incapacidad de mantener a los animales en buenas condiciones de salud, y con la alimentación necesaria.
- Y lo más importante, no aceptar que se tiene un problema.
Si cree que necesita ayuda puede contactarse con la psicóloga Cindy Durán ya sea a través de su instagram psicoduran_ o al número 7613-0030.
Síntomas y factores
Una persona que posea este trastorno de acumulación es incapaz de controlar el afán por adoptar animales, incluso si no tiene las condiciones físicas, económicas o de vivienda para hacerlo. Aunque no hay una causa única, algunos motivos por los cuales se puede desarrollar este tipo de trastorno se debe a depresión, duelos enmascarados, afectaciones neurológicas, entre otras.
Genética. Las personas que poseen familiares con trastorno de acumulación están más propensa a padecer este tipo de trastorno.
La soledad. Más del 50% de las personas que son diagnosticadas suelen vivir solas.
Más mujeres que hombres: Los estudios detallan que más del 70% de personas diagnosticadas por acumulación son mujeres de 50 a 59 años, aunque este trastorno no se limita a la edad, el sexo o el nivel económico de quienes que lo sufren.
Depresión y ansiedad: Personas con este tipo de trastorno padecen otros tipos de trastornos.
Traumas: El trastorno de acumulación puede desencadenarse debido a un trauma o evento estresante suscitado.