El Gobierno del presidente Nayib Bukele lanzó un ambicioso plan para enfrentar el fenómeno mundial de la inflación. Debido a la pandemia de la COVID-19 (que obligó a cumplir cuarentenas en todo el planeta) y su posterior impacto en la cadena de suministros, muchísimos productos masivos de uso diario empezaron a escasear en los estantes, lo que provocó alzas de precios. A eso se sumaron los problemas en las grandes vías de comercio mundial, que provocaron inmensos atascos y múltiples retrasos no solo de mercaderías, sino también de materias primas y de petróleo y sus derivados.
Como toque final al explosivo coctel de crisis, el conflicto geopolítico desatado en Ucrania bloqueó, a instancias de la Unión Europea, el suministro de petróleo ruso, como parte de las sanciones económicas impuestas por la crisis en Ucrania, lo que ha llevado a un alza sin precedentes de los combustibles en la zona euro, generando, por efecto cascada, un aumento en los precios de alimentos y escasez de gasolina y diésel, además del combustible necesario para hacer funcionar los sistemas de calefacción, que se vuelven imprescindibles para el invierno en esta región.
En todo el mundo, la inflación empezó a crecer, aumentando significativamente el precio de los alimentos debido a costos más elevados de transporte y producción.
El Gobierno del presidente Bukele lanzó un plan antiinflación con 11 medidas que han resultado muy efectivas para aminorar el impacto en la economía familiar. Gracias a ello, los salvadoreños han ahorrado $459 millones en combustibles y gas propano.
Los subsidios que el Gobierno asumió en estos rubros y la suspensión temporal del cobro de impuestos han logrado que El Salvador tenga los combustibles con el precio más bajo en la región centroamericana.
El gas propano es utilizado por la mayoría de los hogares para preparar alimentos y ha generado un ahorro focalizado de $90.2 millones, en tanto que los usuarios del transporte, tanto del público como del privado, han ahorrado $368.7 millones en compra de combustibles (gasolinas súper o regular o diésel).
Las 11 medidas del plan antiinflación incluyen la fijación del precio máximo de los combustibles y gas, además de la energía y los productos de la canasta básica, así como la suspensión del pago de impuestos específicos en el caso de las gasolinas y el diésel y la vigilancia constante en las estaciones de servicio y ventas de alimentos, para impedir aumentos sin sustento.
Gracias a todas estas medidas, El Salvador ha registrado la menor tasa inflacionaria de Centroamérica y del resto del continente.