En las últimas décadas, varios compatriotas abandonaron el país para huir primero del conflicto armado y luego de la inseguridad de las pandillas y la falta de oportunidades durante los gobiernos de ARENA y del FMLN, condiciones que todavía se enfrentan, pues en los tres años del Gobierno del presidente Nayib Bukele se ha avanzado mucho, pero aún hay un largo camino por recorrer tras 30 años de malas gestiones.
El esfuerzo de estas personas en el extranjero se refleja en las remesas que les envían a sus parientes en el país, que han dinamizado la economía durante mucho tiempo.
Sin embargo, se experimenta una evolución en este fenómeno, con salvadoreños residentes en el extranjero dispuestos a invertir años de ahorros y trabajo en su país. Esto es posible gracias a que ahora hay condiciones para que estas inversiones rindan fruto gracias a la evidente mejora en la seguridad tanto de las personas como de los procesos empresariales.
Hoy como nunca en la historia del país, las condiciones para invertir son ideales. Grandes empresas transnacionales lo están haciendo en los rubros de las telecomunicaciones, la hostelería, la construcción y las perspectivas en torno a las criptomonedas.
El Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones en El Salvador (Proesa), por iniciativa del Gobierno del presidente Bukele, creó el proyecto Salex para incentivar a los salvadoreños residentes en el exterior para que traigan su capital al país e inviertan en diversos proyectos productivos.
A estas alturas, la iniciativa ha logrado atraer $303.7 millones para financiar 116 proyectos, los cuales están generando más desarrollo económico y social para diversas comunidades, pues una de las características de estas inversiones es que no se centran en San Salvador, sino en el resto de los departamentos del país.
Este es el caso de Innovaciones Agroindustriales, una empresa de la Sociedad SHB, que impulsa un proyecto agropecuario en San Pedro Puxtla, en Ahuachapán, que implica una inversión de $2 millones en la construcción de la infraestructura necesaria. Sin duda, desde sus inicios, el proyecto generará oportunidades laborales para los habitantes de los alrededores, trabajos que antes no existían.
Otro grupo de la diáspora, en cambio, ha unido esfuerzos para invertir en la construcción y el equipamiento del hospital en Santa Rosa de Lima, La Unión.
A estos se suman proyectos turísticos en Conchagua y Morazán, además de la edificación de viviendas en Santa Ana.
Todos los proyectos son posibles gracias a las gestiones de las autoridades de Proesa, pero también a que el Gobierno ha generado las condiciones idóneas para la inversión de capitales. Esto es parte del cambio que El Salvador experimenta y que, en definitiva, es una apuesta por los ciudadanos.