Desde el pasado lunes hasta el próximo 23 de febrero, 24 bomberos de siete países de Centro y Sur América participan en el curso Internacional para Búsqueda y Detección Canina método Arcón de personas sepultadas con vida impartido en nuestro país por el creador del método, Jaime Parejo. El curso está orientado a la certificación de perros, guías e instructores.
«El método consiste en siete técnicas conductuales, lo que hacen es optimizar, durante la operación de búsqueda del perro, su nivel de autonomía de trabajo y motivación, al optimizarse estos dos parámetros su concentración es máxima y eso hace que el rendimiento perceptivo olfativo sea mayor, un perro más concentrado inhibe más todos los estímulos que interfieren en el entorno como ruidos; sean auditivos, visuales o ololiferos, también la captación olfativa es mucho mayor, la activación de los datos que están en su memoria, la estrategia de búsqueda todo eso favorece esa concentración», explicó Parejo.
Agregó que los perros entrenados con el método Arcón tienen la capacidad de percibir el olor de la persona viva aunque este sea mínimo, a diferencia de la captación olfativa que tienen los caninos tradicionales.

«El método Arcón es necesario en un país como El Salvador con riesgo de terremotos, de deslizamiento de tierra, esto es fundamental, es vital tenerlo e intervenir lógicamente cuanto antes, no esperar que lleguen equipos de otro país al tercer o cuarto día, cuando hayan fallecido prácticamente la totalidad de las personas que estaban aún con vida sepultadas», indicó Parejo.
Explicó que la particularidad del método Arcón es el incremento en el rendimiento perceptivo-olfativo, que, según su creador, marca la diferencia entre la vida y la muerte.
«En una búsqueda real el perro llega al lugar del siniestro y va a trabajar totalmente autónomo, autónomo pero compatibilizado con una conducta de búsqueda al 100%, el perro por mucha temperatura -que haya- no se va a ir a la sombra va a estar centrado en detectar en este caso la molécula olorosa de la aspiración de alguien que esté con vida, al momento que percibe una emisión de molécula olorosa de la aspiración el perro queda ahí y señaliza ladrando», apuntó.

Añadió que para el método Arcón, no hay una raza canina especifica, sin embargo, no cualquier perro puede ser entrenado para localizar personas con vida que se encuentren soterradas.
«La efectividad la va a dar la metodología, pero si viene un perro por ejemplo con un nivel de timidez, de inseguridad, eso no es que sea difícil, es imposible, a ese perro le va a afectar la concentración, no hay materia prima ahí. Tiene que ser un perro seguro, sociable, activo, lo que por lógica debería tener un ejemplar para poderse formar, porque la hipersensibilidad y la timidez, la habituación no la va a resolver, eso está claro», enfatizó Parejo.
OTRAS FUNCIONES DEL CURSO
Parejo aseguró que el método Arcón no solo prepara a los caninos para que detecten a las personas sepultadas, también les da herramientas para localizar minas antipersonas, explosivos y personas contagiadas con COVID-19.
«Aquí en El Salvador, en el curso anterior se desarrolló la detección de COVID-19, se realizaron 400 y pico de ejercicios y se logró un 100% de efectividad en todos los casos, el máximo resultado a nivel mundial», afirmó Parejo.
Agregó «Con el curso los caninos quedan listos para intervenir, pero ellos tienen que seguir, el mantenimiento lógicamente, incluso los guías más que el perro, son quienes continúan la formación hasta que ya consolidan totalmente la técnica, que es una metodología compleja, pero lo importante es la efectividad tan enorme que confiere para la preservación y salvamento de vidas».