ARENA ha demostrado que su forma de hacer política solo incluye utilizar a sus líderes, y cuando estos ya no le son útiles, los abandona.
Recientemente, los diputados areneros se negaron a nombrar a uno de ellos para el cargo de defensor en el proceso de antejuicio que se libra contra Norman Quijano, bajo los argumentos de «conflictos personales» y «ética».
Fue precisamente su excompañero de fórmula, René Portillo Cuadra, quien le dio la espalda y se negó a defenderlo. Anteriormente, el expresidente Elías Antonio Saca terminó enfrentando el proceso judicial en su contra en la soledad, sin el respaldo del partido que lo había llevado al Ejecutivo.
«ARENA me dejó solo, me abandonaron en el proceso que me sentenció», expresó Saca.
Similar situación ha vivido el exalcalde y exdiputado Ernesto Muyshondt, quien se encuentra recluido en el centro penitenciario La Esperanza (Mariona).
ARENA ha demostrado que la negación de sus funcionarios o exfuncionarios corruptos forma parte de su manual de hacer política, uno que no escatima en darles la espalda cuando deben enfrentar la justicia, y poner división de por medio en su relación política.