La oficina del alguacil del condado Broward, en California, Estados Unidos, continúa investigando la muerte de Samyiah James, una niña de 13 años asesinada a tiros el lunes por la noche en la ciudad de North Lauderdale.
Ayer se cumplieron dos días de la agresión y la Policía no ha logrado capturar a ningún sospechoso, del que tampoco se conocen más detalles. El tiroteo ocurrió cerca de la escuela secundaria Silver Lakes, en North Lauderdale, pasadas las 10:30 de la noche. James estaba preparada para iniciar esta semana su séptimo grado en Broward County Public Schools, pero ya no logró arrancar el año escolar.
Cuando las autoridades llegaron a la cuadra 7400 de la Corte 12 del suroeste encontraron a la menor con una herida de bala; y paramédicos del Cuerpo de Bomberos de North Lauderdale trataron de salvarle la vida.
Pese a la intervención, fue trasladada de inmediato en avión a un hospital local, donde fue declarada muerta a las 11:30 de la noche.
La madre de James, Lolita Catis, compartió con la cadena de televisión NBC 6 los últimos momentos de angustia con su hija. «Vi a mi hija tirada en el suelo como si estuviera dormida, con sangre en un lado del pecho», dijo. «Tenía la boca medio abierta como si estuviera tratando de recuperar el aliento», recordó.
«Ella no se merecía esto», reclamó Catis. «Simplemente le quitaron la vida a mi bebé, le quitaron la vida para nada», manifestó. «Era una hija muy dulce y amable», afirmó Catis.
«Era dulce. Siempre estaba ahí para mí y siempre se ofrecía a cocinar para mí. Hacía cosas sin que yo se lo pidiera», comentó ante los medios mientras trataba de contener las lágrimas.
La Unidad de Homicidios y la Unidad de Escena del Crimen de la Policía de Broward aseguraron que están llevando a cabo una investigación exhaustiva para conocer las circunstancias del tiroteo, del que hasta ayer no se tenían actualizaciones.