Junto con el tabaquismo, el alcoholismo y la obesidad, ahora se añade un nuevo factor que pone en riesgo de muerte prematura a las personas en un 30 %: el distanciamiento social.
El especialista en psicología evolutiva Robin MacDonald Dunbar, explicó que la importancia de la sociabilidad han sido más que demostradas durante la pandemia de COVID-19, debido al confinamiento y las restricciones sociales que la población se vio obligada a adoptar a nivel mundial.
“El aislamiento social podría suponer la máxima amenaza para la supervivencia y la longevidad”, explicó el antropólogo británico, en declaraciones retomadas por el periódico El Universal de México.
LEA TAMBIÉN: ¿Deben vacunarse las personas que ya tuvieron COVID-19? Esto dicen expertos
La soledad es una de las problemáticas actuales de la salud pública, según declaró el año pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS); y tras los efectos de la pandemia, esto ha venido repercutir con la intensificación de medidas de distanciamiento social, incluidos los saludos de abrazo, beso y hasta saludar con el codo.
«El distanciamiento social afecta al razonamiento, al desempeño de la memoria, al equilibrio hormonal, a la conexión entre la materia gris y la materia blanca del cerebro, y a nuestra capacidad de hacer frente a enfermedades físicas y mentales», explicó MacDonald Dunbar.
Incluso, expuso que todo esto llega a afectar de una manera considerable al sistema inmunitario.
«Parece que acariciarse y abrazarse activa los receptores de los nervios C-táctiles de la piel, que envían una señal directa a varios centros cerebrales para que produzcan endorfinas. Las neuronas C-táctiles -ahondó el investigador- mandan al cerebro la orden de estimular la liberación de endorfinas, que entre otras cosas tiene un efecto analgésico 30 veces superior a la morfina», dijo el experto.
Agregó que lo lo realmente interesante de las endorfinas es que, además de producir un agradable ‘subidón’ anímico, consiguen «estimular lo suficiente al sistema inmunitario para que produzca células T-asesinas, una de cuyas misiones es destruir virus invasores».
Es decir, en tanto el contacto con otros seres humanos disminuye, esto también provocará una disminución en las defensas, con base a la falta de afecto físico debido al aislamiento.