En uno de los predios que hay en la sede de la Fesfut está aparcado aquel bus que una institución del sistema financiero habría donado a la entidad rectora del balompié nacional en el año 2,000.
Vetusto, con la pintura gastada y la carrocería en pésima condición, apenas se alcanza a inferir que es aquel bus que en un tiempo transportó a los diferentes combinados nacionales dentro del país. Llevó a la Azulita sub-23 al estadio Cuscatlán para agenciarse la medalla de oro de San Salvador 2002, también las transportó para el juego histórico que ganó la Azul por 3-1 a Panamá en la eliminatoria a Sudáfrica 2010 y para el triunfo por 2-1 ante México, el 6 de junio de 2009, en el Monumental.
Luego, de su interior, no pudimos atestiguar nada, pero se puede intuir, sin malicia, que hay poco por rescatar.
Muchos hinchas se tendrán que acordar de malas pasadas que le jugó ese bus a seleccionados nacionales a mitad de camino en los recorridos. Pero la anécdota más sonada fue la vez que los seleccionados de fútbol playa se tuvieron que bajar a empujar ese bus, en Usulután, aunque hay otros que tienen otra versión alrededor de esa situación, pero nada que se haya podido comprobar.
Ese bus pasó al eje del olvido cuando la Fesfut anunció el nuevo en 2020, que es ese mismo que resalta la figura de Mágico González.
Por ahora, la dirigencia de la Fesfut es transitoria con una comisión regularizadora, que debe terminar su mandato en septiembre de este año. Por lo tanto, no se sabe cuál será la decisión con respecto a esa vehículo federativo donado en 2000.