El Salvador fue condenado al subdesarrollo desde hace tres décadas. Cuando se sentaron las bases para un presente y un futuro, luego del fin del conflicto armado que dejó en rezago a nuestra nación ante la galopante modernidad y el desarrollo tecnológico.
Era el momento de jalar el barco hacia nuevos derroteros, en el que la población debió ser la gran apuesta para los beneficios sociales y económicos que permitieran, así, recuperarnos del retraso.
Sin embargo, lo que sucedió es que dos cúpulas ideológicas, supuestamente antagónicas, crearon un sistema político para vivir cómodamente a costa de la laboriosidad de los salvadoreños y de sus impuestos. La agenda para el desarrollo quedó en historias sin cuento y, lejos de eso, el país fue sumido en la miseria, la inseguridad, la falta de oportunidades y el subdesarrollo educativo.
El Salvador no solo urgía de proyectos estratégicos, sino también de la reconstrucción del tejido social, de la economía, de la política y de la seguridad. Se necesitaban astilleros de esperanza. Y es precisamente la orden que recibimos del presidente Nayib Bukele, un hombre joven, valiente, visionario, comprometido con su pueblo.
Así como un astillero se dedica a la construcción y reconstrucción de buques militares, barcos comerciales, yates o cualquier otro tipo de transporte naval de mercancías o de pasajeros, así debíamos ponernos manos a la obra y hacer uso de conocimientos avanzados.
Hemos logrado mucho en dos años y medio, y estamos cerrando el año con noticias muy positivas.
La reciente misión a Corea del Sur tuvo como principal objetivo buscar alianzas para beneficiar a El Salvador, para lograr un desarrollo económico nunca visto. Es así como tuvimos una reunión clave con EximBank, con el que trazamos la hoja de ruta ante posibles fondos de cooperación para llevar nuestra conectividad logística a otros niveles.
Con un astillero repararemos embarcaciones colosales que vendrán al país de todas partes del mundo. La nueva industria de reparación de buques y grandes embarcaciones llega para el desarrollo de la región oriental, de la franja costera y el país. El astillero es un hecho en el puerto de La Unión.
Esta entidad coreana también reafirmó la viabilidad de la ampliación del puerto de Acajutla y respalda nuestras apuestas de infraestructura portuaria.
Con Eung-hyuk Lee, director de la Universidad Marítima de Corea (KMOU), especializada en el desarrollo portuario, conversamos sobre las apuestas del presidente Bukele y ofreció becas para jóvenes salvadoreños para que se especialicen en esa materia en Corea del Sur.
En la misión oficial también firmamos alianzas, acuerdos de acompañamiento y cooperación en función de nuestros proyectos portuarios, y establecimos vínculos con alrededor de 240 empresas por medio de la Asociación de Equipos Marinos (Komea).
Gracias al liderazgo del presidente Bukele nos hemos convertido en un país con una imagen altamente positiva a escala internacional y con las grandes empresas mundiales. Esto pese a los mensajes negativos y de desprestigio que los aliados opositores lanzan con la finalidad de volver al poder que el pueblo les quitó para dárselo a un presidente que ahora está trabajando por el desarrollo de El Salvador.