Una serie de ataques con cohetes en Irak y la vecina Siria apuntaron este miércoles a bases que albergan tropas de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos, que acusó a las «milicias respaldadas por Irán».
Los ataques se producen cuando Irán y varios grupos aliados en la región conmemoran el segundo aniversario de la muerte del general iraní Qasem Soleimani y de su lugarteniente iraquí, abatidos en Bagdad por un ataque de un dron estadounidense el 3 de enero de 2020.
Los ataques del miércoles no fueron reivindicados.
Pero las facciones iraquíes proiraníes reclaman desde hace tiempo la retirada total de las tropas estadounidenses estacionadas en el país como parte de la coalición internacional, liderada por Washington para luchar contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
El miércoles se dispararon cinco cohetes contra la base de Ain al Asad, en el desierto de la provincia occidental iraquí de Al Anbar, indicó un responsable de la coalición bajo condición de anonimato.
«No hay daños, no hay víctimas», dijo. «Observamos cinco disparos, que cayeron fuera de la base, el más cercano estaba a dos kilómetros de distancia», explicó.
Horas antes, en el noreste de Siria, «ocho impactos indirectos» se produjeron en la base militar de Green Village, causando «daños menores», según un comunicado de la coalición internacional. El martes se frustró un ataque contra la misma base.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) informó el miércoles de un ataque contra otra base en Siria que alberga a las tropas de la coalición, en el campo petrolero de Al Omar.
Las fuerzas de la coalición tomaron represalias apuntando a los alrededores de la ciudad de Al Mayadin, desde donde se dispararon los cohetes, dijo la oenegé.
– Derecho a la autodefensa
«Nuestra coalición sigue viendo amenazas contra nuestras fuerzas en Irak y Siria por parte de las milicias respaldadas por Irán», dijo el general John W. Brennan Jr. en un comunicado, reiterando el derecho a la «autodefensa».
En Irak, la base de Ain al Asad ya había sido blanco el martes de dos drones bomba, derribados sin causar víctimas, según la coalición.
Y el lunes, el ejército estadounidense derribó dos drones bomba que tenían como objetivo un centro diplomático estadounidense en el aeropuerto internacional de Bagdad.
En los últimos meses, decenas de ataques con cohetes o drones explosivos han tenido como objetivo las tropas e intereses estadounidenses en Irak.
Estados Unidos culpa sistemáticamente de los ataques a las facciones iraquíes pro-Irán.
La escalada se produjo tras la muerte de Soleimani, artífice de la estrategia iraní en Oriente Medio, y de Abu Mehdi al Muhandis, número dos de Hashd al Sahaabi, la coalición de facciones armadas pro-Irán que actualmente forma parte del ejército iraquí.
«Este tipo de ataques es típico de lo que hemos visto los últimos meses, o incluso los últimos años, por parte de milicias apoyadas por Irán», insistió durante una rueda de prensa en Washington el portavoz del Pentágono John Kirby.
«Hemos sido eminentemente claros con Irán sobre la seriedad con la que nos tomamos la seguridad de los nuestros», agregó.
El 3 de enero de 2020, por orden del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un dron armado hizo estallar el vehículo en el que viajaban Soleimani y Muhandis en la carretera del aeropuerto internacional de Bagdad.
Durante las conmemoraciones organizadas el pasado fin de semana, los dirigentes del Hashd al Shaabi volvieron a pedir unánimemente la salida de las tropas estadounidenses de Irak.
Irak, atrapado entre Irán y Estados Unidos, dos potencias enemigas que actúan en su territorio, había intentado encontrar un acuerdo.
El 9 de diciembre, las autoridades de Irak anunciaron el fin de la «misión de combate» de la coalición, aunque ésta sigue en el país para continuar con su función de formación y asesoramiento tras ayudar a las fuerzas iraquíes a derrotar al EI.
Unos 2,500 soldados estadounidenses y otros mil de los países miembros de la coalición siguen estacionados en tres bases en poder de las fuerzas iraquíes.
Estas tropas extranjeras llevaban ya más de un año con funciones de asesoramiento y entrenamiento.
En un comunicado emitido por su oficina, el primer ministro iraquí, Mustafa al Kazimi, condenó los atentados del miércoles y denunció un «comportamiento caótico».
«Estas acciones tienen como objetivo perturbar la seguridad y la estabilidad del país» aseguró.
En Siria, desgarrada por la guerra, unos 900 soldados estadounidenses siguen desplegados en el noreste y en la base de Al Tanaf, en el sur.