Segregar saliva y escupir en un frasquito, es la primera actividad de cada atleta salvadoreño al despertar en Tokio. Cada mañana, y como parte del protocolo de los Juegos Olímpicos, los integrantes de cada delegación deben someterse a ese tipo de test, para comprobar que siguen libre de Covid-19, luego ya pueden hacer los que más les gusta, entrenarse.
A una semana de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, los cinco atletas siguen su puesta a punto y motivados por dar lo mejor el día de la competencia.
En Enoshima, en las sagradas aguas de la bahía de Sagami, Enrique Arathoon y su entrenador Javier Hernández se entrenan en una villa olímpica en la que solo pueden ingresar los veleristas acreditados. «Vamos a hacer grandes regatas», promertió.
En Tachikawa, en el noroeste de Tokio, se encuentran los nadadores Marcelo Acosta y Celina Márquez en una villa organizada por Panam Sport junto a otros 33 nadadores del continente americano y 19 entrenadores. «Esto es un sueño, no puedo estar más feliz», admitió Celina Márquez.
«Tenemos acceso a piscina a diario dos veces y todos los atletas están entrenando normalmente. Hay un gimnasio, masajes y la comida es muy buena. Estamos entrando en un clima de competencia, como los países grandes que siempre lo hacen.
En Fujisawa, donde está la mayor parte de la delegación, fue el primer día de entrenamiento del velocista José Andrés Mijangos, que completó dos sesiones. «Esto es un sueño, levantarte, mirar por la ventana y tener enfrente la pista de atletismo», confesó.
Para muestra un botón
Son 880 nadadores en los Juegos Olímpicos y que dos salvadoreños sean parte de ellos, debe ser un orgullo para Marcelo y Celina, explicó Gianluca Alberani, entrenador de ambos, en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.