El parque nacional Wálter Thilo Deininger se vistió de verde gracias a una extensa jornada de reforestación que desarrolló la Autoridad Salvadoreña del Agua (ASA). En total se sembraron 9,125 árboles en 18.8 hectáreas de terreno. También se crearon 3,000 metros de brechas cortafuego.
El presidente de la ASA, Jorge Castaneda, informó que estas acciones de mantenimiento ecosistémico aseguran la preservación del agua. «Esto se logra a través de la restauración de ecosistemas y paisajes», dijo Castaneda.
Algunos de los principales beneficios que se han obtenido con las jornadas de reforestación son el incremento de la recarga hídrica y la presencia de especies de fauna que encuentran más alimentación y zonas de descanso. En el parque se encuentra la quebrada Los Cubos, que es un afluente de época lluviosa; sin embargo, durante el último año no se ha secado incluso en la época seca. Otra evidencia de la restauración es la presencia de fauna silvestre como pezotes, venados cola blanca, mapaches, tacuacines, entre otros.
«Entre los beneficios de estos proyectos tenemos mayor disponibilidad del recurso hídrico, incremento de la resiliencia frente a los efectos del cambio climático, pero lo más importante es cambiar las vidas de los salvadoreños y mejorar la productividad en la zona», agregó Castaneda.
La zona sufría incendios todos los años debido a la proximidad de los límites del parque con las quemas de rastrojos en las parcelas vecinas. La escasa vegetación se convertía en combustible, permitiendo la rápida propagación del fuego.
Por lo tanto, el trabajo de siembra de árboles fue desafiante debido a que el área se encuentra en una de las zonas más elevadas del parque, dificultando el acceso a los suministros necesarios.
«La clave del éxito de este proyecto radicó en la utilización de la técnica de cajuelas una a una, es decir, se creó una cajuela por cada árbol plantado», detalló la institución.
Esta técnica consiste en excavar un agujero en el suelo de 60 por 40 centímetros y plantar un árbol justo al lado. Las cajuelas retienen el agua lluvia, lo que permite el desarrollo de los árboles y su adaptación en el hábitat de la plantación, alcanzando alturas entre siete y ocho metros.