Dicen que «recordar es volver a vivir», pero eso depende del tipo de recuerdo y de cómo se haya vivido la experiencia. En el caso del fútbol, una misma anécdota puede ser sinónimo de alegrías para unos y tristezas para otros o, en algunos casos, de vergüenza y bochorno. Ese es el caso de Samoa Americana, una selección de la Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC, siglas en inglés) que tiene una historia de terror en las eliminatorias mundialistas.
El partido de enmarcó en una eliminatoria en la que Australia mostraba su potencial y se convertía en una selección a considerar para la Copa del Mundo de 2002. Sin embargo, el formato de clasificación no da plazas directas a la OFC, sino que la envía a disputar repechajes con otras confederaciones que, para 2002, sería un duelo a dos partidos contra el quinto lugar de CONMEBOL, que en ese entonces terminó siendo Uruguay.
Previo al partido, Australia dominaba el su sector y se encaminaba a ser líder de su grupo y pasar a un duelo directo con Nueva Zelanda por ver quién sería el representante de la OFC en el repechaje ante CONMEBOL. Sin embargo, antes de que los australianos se convirtieran, una vez más, en el mejor equipo de Oceanía en las eliminatorias, tendrían que protagonizar una auténtica masacre futbolística ante un rival que apenas rayaba el semiprofesionalismo deportivo.
«La masacre de Coffs Harbour»
La mayor goleada en las eliminatorias mundialistas sucedió exactamente hace 20 años, un miércoles 11 de abril de 2001, en el desarrollo de las eliminatorias de la OFC hacia la Copa del Mundo de Corea y Japón 2002. Samoa Americana se enfrentaba a su similar de Australia, la selección de fútbol más poderosa de ese continente, en el International Sports Stadium, en Coffs Harbour, Australia.
Los primeros diez minutos pasaron rápido con un dominio total de una gran generación australiana que, en ese entonces, daba buenas sensaciones e inspiraba confianza a su público ante un posible regreso a los mundiales. Sin embargo, el cuento de terror comenzó al minuto 10, cuando Con Boutsianis abrió el marcador para la selección de los canguros.
Para este partido, Australia, dirigida por Frank Farina, se guardó a sus estrellas Mark Viduka y Harry Kewell, así como también a Tim Cahill y Mark Bresciano, dos juveniles que comenzaban a figurar en la Premier League, en Inglaterra. Contrario a esto, Farina convocó a Archie Thompson, un jugador con gran trayectoria con su selección y quien se convertiría en la figura del partido.
Precisamente, Thompson se despacharía 13 goles en este partido, imponiendo también el récord de mayor cantidad de goles de un solo jugador en un partido de eliminatoria mundialista. Desde el minuto 10, el partido se rompió por completo y se transformó en una práctica con público, con Australia tirando a portería y goleando todo lo que quería, mientras Samoa Americana nada podía ser al verse abismalmente superada.
Australia y su exigencia de cambio
Luego del partido, las reacciones no se hicieron esperar. Lo que cualquier pudiera imaginar que sería fiesta y hasta motivo de burla en Australia, en realidad fue molestia y un aumento en el volumen de una petición que la federación australiana ya venía haciendo desde hace algunos años: cambiarse de la OFC a la Federación de Fútbol de Asia (AFC, siglas en inglés), la cual sí da boletos directos a las copas del mundo.
El entrenador de los «socceroos», Frank Farina, no dudó en mostrar su decepción y, en declaraciones post-partido, recopiladas por medios australianos, destacó la falta de competitividad que su equipo tenía en una federación a la que catalogó de «débil».
«Es increíble lo bajo de estos partidos. Enfrentamos equipos semi amateurs en toda una eliminatoria para luego medirnos a grandes potencias mundiales. Esto no nos ayuda en nada. Esa es la razón por la que las repescas mundialistas nos son tan complicadas», expresó Farina.
Por su parte, Archie Thompson, la estrella de ese partido, lamentó la falta de nivel de los rivales que Australia enfrentaba en la OFC en ese entonces. «Es una alegría ser parte de la historia. Pero no es el nivel que realmente enfrentaremos en rondas posteriores ante otros rivales. Este resultado no es digno de festejarse. Nos puede ser contraproducente y engañarnos sobre nuestra realidad ya fuera de Oceanía. Es hora de generar un cambio. Necesitamos crecer y nuestra región ya no nos ofrece las condiciones para ello. Esto nos perjudica mucho», declaró.
Pero, quizás el más contundente fue el capitán de Australia y una de sus máximas figura en ese momento, Tony Vidmar, quien disparó duras críticas a la FIFA por no permitir a su país competir en una federación con rivales más profesionales.
Ante esto, la FIFA pareció hacer oídos sordos y no mostró postura alguna ante lo sucedido. Incluso, para la Copa del Mundo de Alemania 2006, la OFC y la FIFA no alteraron nada y dejaron a Australia compitiendo en la misma federación. Sin embargo, en esa ocasión, los socceroos firmaron su nombre en la lista de invitados al mundial tras imponerse a Uruguay en el repechaje.
Esta clasificación pareció ablandar la postura de la OFC y la FIFA con Australia, dando como resultado que, desde el 1 de enero de 2006, los australianos pasaran a formar parte de la AFC y se apuntaran como la nueva selección de Asia, participando en eliminatorias y copas continentales de ese sector desde ese momento.
Ya en el mundial que se llevó a cabo en Alemania, Australia se incrustó en el Grupo F en el que venció 3-1 a Japón, cayó apenas 2-0 ante la Brasil de Ronaldo, Ronaldinho y Kaká y, finalmente, empató 2-2 ante Croacia, lo que le valió para acceder a la fase de Octavos de Final, donde Italia los eliminó 1-0 con un polémico gol de penal sobre el tramo final. Este buen papel pareció confirmar la decisión.
Australia se adaptó de maravilla a la AFC, siendo cuartofinalista en la Copa Asiática de 2007, finalista en 2011 y Campeón en 2015, además de estar presente en las Copas del Mundo de 2010 y 2014 sin enfrentar mayores problemas en su clasificación. El cambio, producto de aquel 31-0 ante Samoa Americana, ha terminado beneficiando a Australia, quien ha impulsado su fútbol a nuevos niveles competitivos.