La avalancha de contagios por la COVID-19, que avanza de forma voraz en Costa Rica y que el miércoles marcó el territorio con 4,170 infecciones —cifra récord en casi dos años de pandemia—, empieza a aumentar las hospitalizaciones, un pronóstico acertado por los expertos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La crítica situación epidemiológica obligó a los directivos de los hospitales Max Peralta, San Juan de Dios y Calderón Guardia a suspender de forma indefinida las visitas de familiares a pacientes en el servicio de emergencias y otras áreas.
El país sufre récords diarios de casos desde que la variante ómicron cruzó sus fronteras. El miércoles, el Ministerio de Salud registró 4,170 contagios, casi los 5,000 que los equipos técnicos de la CCSS habían señalado con el disparo de personas positivas para la segunda semana de enero, pero el cierre de semana todavía no llega. El país acumuló 599,965 casos confirmados en total, de los cuales 105,670 fueron por nexo.
Otra proyección de los especialistas fue que con el brote desmedido, el sistema de salud entraría a trabajar bajo presión con la ya «afectación de personal de primera línea de atención que enferma por la COVID-19 y resta la oferta de servicios», adelantó el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya Hayes, en un comunicado.
«Tener menos personal equivale a menos camas», agregó. Hasta el 5 de enero, el Ministerio de Salud publicó que 140 personas estaban hospitalizadas, 51 de ellas en la unidad de cuidados intensivos, pero una semana después los ingresos subieron a 242, y 55 pacientes permanecen en las ucis.
El gerente médico de la CCSS, Rándal Álvarez, declaró que un contagio explosivo «llevará a los servicios de salud al riesgo de saturación, que sin duda reducirá la capacidad de respuesta».
Sin embargo, ante las proyecciones, una de las primeras medidas que anunció la entidad fue habilitar camas para pacientes con la COVID-19 en los hospitales nacionales, entre ellos, el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, ubicado en San José, uno de los principales centros estatales.
Precisamente ese hospital suspendió desde el miércoles las visitas de familiares a pacientes tanto en hospitalización como en el servicio de emergencias.
Las autoridades concordaron en que, debido al aumento de casos, el peligro de que los visitantes infecten al paciente es más elevado, lo que conlleva a que la atención hospitalaria se vea afectada tanto para los pacientes internados por coronavirus como para los internados por otras patologías.
«Considerando que la transmisión es sostenida y no controlada, esto eleva el riesgo de contagio; por esta razón se suspende la visita, para proteger a los pacientes», aclaró el director general, Taciano Lemos Pires.
Por esa misma razón, la directora del hospital San Juan de Dios, María Eugenia Villalta, interrumpió las visitas hasta nuevo aviso. Este es uno de los centros más importantes de la capital.
«Debemos actuar responsablemente para tratar de contener las altas tasas de contagios», sostuvo. Los parientes se podrán contactar con los pacientes por videollamadas, anunció.
Otro hospital en sumarse a esta medida fue el Maximiliano Peralta Jiménez, de Cartago. Ayer se agregaron otros ocho centros, para un total de 11 hospitales sin visitas.
«A pesar de que veníamos experimentando una apertura gradual que nos permitía ser flexibles con el sistema de visitas, la realidad del país cambió en las últimas semanas y eso nos obliga a tomar medidas para disminuir el riesgo de contagio y generar un ambiente más seguro para los pacientes y el personal», declaró la directora general, Krisia Díaz Valverde.