F ernando Gabriel Muñoz, estudia segundo año de Bachillerato Técnico Vocacional en Agronegocios, en el Instituto Nacional de San Miguel Tepezontes, (Insamt), en La Paz, que se ha convertido en una alternativa de superación para jóvenes de la zona en este departamento.
Cuenta que, durante este período, junto con sus compañeros, ha podido comprobar que es una forma didáctica y atractiva de aprender, ya que comienzan desde la redacción de textos y documentos hasta seguir con el procesamiento de alimentos.
«Se recibe la teoría y después la práctica, como tomar las ventajas y desventajas para la realización de nuestros futuros proyectos», dice el joven, residente en este municipio, convencido de que este bachillerato es lo que esperaba para su formación y proyección a futuro.
Agronegocios se puede vincular con el término agricultura, ir a trabajar bajo el sol, lo cual está equivocado, dice el agrónomo Mauricio Argueta, docente de especialidad en este instituto, quien aclara que esta alternativa de estudio tiene que ver con cómo se transforman los pro[1]ductos de la tierra u otros para hacer negocio.
Desde 2018, cuando surgieron una serie de bachilleratos técnicos en este centro de estudios, han graduado a 19 jóvenes en la primera promoción, y pese a que está ubicado estretégicamente en la zona turística de la carretera Panorámica, esta opción no está teniendo la demanda esperada.
«Con el tiempo ha venido disminuyendo la cantidad de jóvenes que quiere estudiar el bachillerato de agronegocios, y el porqué es que creen que van a ir a trabajar de sol a sol, a realizar los trabajos que hacen sus padres, pero no, este bachillerato es técnico, tiene más posibilidad de trabajo», reiteró el maestro.
De este modo, para Fernando Gabriel los beneficios de estudiar este técnico son amplios. «Como dice mi mamá, la comida es un mercado que siempre va a estar en constante flujo», sostiene.