Este sábado, Real Madrid y Barcelona protagonizarán una nueva edición del clásico español, con una liga ibérica al rojo vivo y que podría comenzar a definirse a partir de lo que sucede en territorio merengue. Ambos equipos comparten el honor de ser los más ganadores de España. Pero, también, tienen en común el haber sido «víctimas» de la magia de Jorge «Mágico» González, cuando el salvadoreño jugaba en el Cádiz.
Los recuerdos de las travesuras futbolísticas del Mágico González son muchos, pero, entre ellos, incluye episodios en los que el mago salvadoreño puso a bailar al ritmo de su «culebrita macheteada» a los dos más laureados del fútbol español.
En el caso del Barcelona, fue en la temporada 1983-1984, en el Estadio Ramón de Carranza. En ese partido, el Cádiz empató a un gol con el Barcelona. El gol de los locales lo anotó precisamente Mágico con una pincelada de magia que, hasta la fecha, es una de sus travesuras más recordadas.
La acción inició en la media cancha, donde Mágico tomó el esférico, dio media vuelta y dio una feroz galopada hacia la portería contraria. En esa corrida mortal, el mago sacó la chistera, movió su varita y fue dejando oponente tras oponente en su camino.
Tras abrirse pasó entre los volantes y la defensa azulgrana, Mágico cacheteó la pelota dándole un toque suave, rasante y colocado que venció la resistencia del arquero rival y entró suavemente a la red. La locura era evidente y el mundo, como casi siempre, quedó boquiabierto ante la magia de ese salvadoreño al que la pelota amaba, al que lo seguía, al que siempre quería que la acariciara.
Por su parte, contra el Real Madrid, Mágico González dejó su estampa un 2 de octubre de 1983, en un partido que, si bien no fue con resultado favorable para el Cádiz (cayó 6-2 ante los merengues), el Santiago Bernabéu fue testigo de dos obras gloriosas del salvadoreño, quien se despachó un doblete para el recuerdo.
En ambos goles, Mágico recibió un balón filtrado y supo definir con toda su categoría ante el guardameta merengue. En el primero, con un toque sutil y fino por encima del arquero y, en el segundo, con un disparo colocado al segundo poste que venció la resistencia merengue. De igual forma, a lo largo del partido, el salvadoreño dejó en claro que su magia sobrepasaba cualquier límite, poniendo en alto el nombre de El Salvador.