Ahora que por obvias razones me fascina el cine, recuerdo como desde cipote me apasionaba religiosamente; esto sí es literal, ver todas las películas relacionadas a la vida, pasión y muerte de Cristo. Confieso que sigo siendo fanático de esa etapa de Hollywood que impuso toda una tendencia de películas alrededor de Jesucristo. Hablando sobre el «casting», vale hacer notar que el actor que se elegía para representar al líder religioso al parecer respondía a un perfil «aspiracional». Los grandes estudios nos impusieron la ilusión de un Cristo anglo, ojos azules, cuerpo muy fino y de pocas palabras; muy pero muy alejado del origen étnico del Medio Oriente. Pero eso lo dejamos para otra discusión.
Les dejo mi «top list» de lo que considero fueron las «movies» de Semana Santa que marcaron varias generaciones y que yo aún sigo viendo cada Pascua, combinándolas con las tradicionales torrejas y el pescadito envuelto.
Semana Santa en Hollywood
«Los diez mandamientos» (1956). Siempre me quedé intrigado sobre cómo hicieron en esa época para resolver en posproducción la escena cuando Moises abre el mar para que los hebreos pudiesen huir de Egipto (éxodo). En esta peli empecé a identificarme o apreciar mejor el difícil papel de ser el malo de la película. La soberbia actuación de Yul Brynner y su presencia ante las cámaras es insuperable. Mucho tiempo después se supo de algunos detalles de esta megaproducción, por ejemplo, que se utilizaron más de
20,000 extras y 15,000 animales; hasta se dijo que Fidel Castro participó como extra interpretando a un soldado egipcio. Este filme solo ganó un óscar (efectos especiales) de un total de siete nominaciones.
«Ben-Hur» (1959). Hasta la fecha de hoy no he visto, y vaya que he visto mucho, una escena de acción tan impactante y emocionante como la de las carreras de caballos entre Judá Ben-Hur y Masala. Esta película duró ocho meses el rodaje, usaron 200 camellos, 2,500 caballos y unos 10,000 extras. (No sé si el Che fue uno de ellos). A diferencia de «Los diez mandamientos», esta película ganó 11 óscar. Un dato curioso que recién descubrí es que para el papel principal Charlton Heston no fue la primera opción, Marlon Brando, Rock Hudson, Kirk Douglas y hasta Paul Newman fueron tentados para ese papel.
«El manto sagrado» (1953). Una de las escenas que nunca se me olvida es cuando al pie de la cruz donde Cristo está siendo crucificado, Marcelo (protagonista principal) está bebiendo y chiviando con otro soldado, y apuestan la túnica que lleva puesta Jesus. Marcelo gana la apuesta y segundos después del último suspiro de Cristo se viene un diluvio; Marcelo a la par de su esclavo (Demetrio) huyen de la escena cubriéndose de la lluvia con el manto. Luego viene todo el rollo por recuperar el manto y la persecución que les hace Calígula. Pero mejor si tienen tiempo en estas vacaciones, véanla en YouTube. Quizás los datos curiosos de esta película no son precisamente los detalles técnicos, sino más bien el conflicto amoroso entre sus protagonistas (Richard Burton, que después se casó con Liz Taylor) y Jean Simmons, cuando su esposo llegó al set de rodaje pistola en mano a amenazar a Burton. Ganó dos óscar por dirección artística y vestuario.
«Marcelino pan y vino» (España, 1955), si todas las películas anteriores se distinguieron por sus millonarios presupuestos y actuaciones épicas, España nos dio esta pieza que hasta hoy provoca lágrimas difíciles de contener. Es una de las predilectas de mi madre, y cómo olvidar las escenas en las que Marcelino a escondidas de los frailes le da de comer al Cristo que está crucificado y la escena clásica al final en la que sube a descansar en los brazos del Nazareno.
Al igual que con el ritual de ver películas de Cristo, no puedo dejar de hablar o en todo caso de comer, por norma, las famosas torrejas y el pescado envuelto puntualmente todos los viernes desde que inicia la Cuaresma. Lo del pescado envuelto hasta hay un gran debate sobre quién lo prepara mejor o cuáles platos son más sabrosos si los de oriente o los del lado de occidente del río Lempa.
Pero por ahora aprovecho para compartirles una deliciosa receta de las torrejas de Semana Santa.
Las torrejas de Semana Santa
En cuarentena con mi familia experimentamos cocinar diferentes platillos: cocina italiana, peruana y mexicana, pero nunca llegamos a los pescados envueltos guanacos ni a las torrejas. Entonces le pedí a Cipactli, un amigo con quien por medio de las benditas redes sociales nos hemos hecho más cheros, que me mandara la receta para intentar hacer torrejas en casa. Él es historiador y un estupendo chef, pero sobre todo un gran conocedor de nuestras raíces culinarias. Se las comparto incluyendo un poco de historia, según Cipactli, de cuando se supone que llegaron al país y de dónde son originarias.
La receta de las torrijas está registrada en España en 1564 por el cocinero real Francisco Martínez Motiño. Migra a El Salvador y se registra en el recetario de 1844. Luego aparece en los recetarios de 1970 y 1975.
La torreja o torrija es una comida de las cortes españolas, es tan popular que pertenece a la cocina tradicional. Aquí va, pues, la receta que nos mandó Cipactli:
– Un pan de torta de yema (hasta para saber la calidad de la torta tiene sus trucos, no es cualquier torta).
-Ocho huevos (no me quedó claro si los huevos de amor son mejores).
– Medio atado de dulce de panela amarillo (de esos que vienen envueltos en tuza).
– Seis pimientas gordas (me imagino que se refiere a seis semillas).
– Cuatro clavos de olor.
– Una raja de canela.
– Una cucharada sopera de harina.
– Aceite en cantidades suficientes (no vaya a ser bayunco y por llevársela de piqui vaya a usar aceite de Oliva).
Y aquí viene lo bueno. Seguir al pie de la letra estas indicaciones:
Vas a cortar el pan en torrijas, es decir, en pedazos de dos dedos de grosor.
Pasarlas por un poco de leche, le puedes agregar canela en polvo a la leche, o algo de jugo de naranja.
Pon a batir las claras a punto de nieve, puedes agregar una cáscara de limón para neutralizar el mal olor. El jugo de ese limón lo puedes agregar a la miel.
Luego agregas las yemas una a una batiendo en forma circular.
Una vez hecha la nieve de las claras. Haz así: Pasa el pan por la leche, luego pasa por la nieve a manera que lo cubra.
Luego fríe.
Ponlas en una fuente con papel toalla para quitar el exceso de grasa.
La miel del trapiche:
Pon la panela quebrada en una olla al fuego, agrega las especias y el jugo de limón si prefieres.
Deja que se haga miel, puedes agregar unas cuatro cucharadas soperas de agua.
Embebe las torrejas en la miel, sirve.
Yo agrego una bola de sorbete y acompaño con una cerveza negra.
Se lee chiche, ¿va? Inténtenlas hacer y después me cuentan.
PD: Gracias Cipactli, por la receta y la historia. Afortunadamente en esta columna no se publican fotos, sino te hubieras reído de cómo me quedaron.