Estadio Azteca, México. Son los cuartos de final del Mundial de la FIFA de 1986. En escena están Inglaterra y Argentina, que a inicios de la década de los ochenta se habían enfrentado en la cruenta guerra por Las Malvinas. Diego Maradona está en cancha del lado de los gauchos. Quiere cobrar agravios a los ingleses y lo consigue, con dos goles que ponen a la albiceleste en semifinales del certamen.
Pero aparte de los dos goles, en medio de ese juego, Maradona pone la nota de color en el momento en que se dispone a cobrar un tiro de esquina. De forma atrevida, el capitán gaucho remueve, sin reparos, el banderín del asta, que marca la zona de vértice. El árbitro tico, Berny Ulloa, le pide a Maradona que ponga el banderín en el lugar que corresponde, para luego poder avalar el cobro.
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«Lo que Maradona quería era bajar un poco la presión del partido. Era tan grande hasta en eso. Nada me costaba agacharme para recoger el banderín y ponerlo en el asta, pero si lo hacía, al día siguiente me echaban del Mundial del 86 y no hubiera ido a Italia 90. Yo agarraba y arreglaba el banderín en dos segundos, pero y la autoridad qué. Imponerme en ese momento me abrió la puerta para final de la Copa del Mundo entre Argentina y Alemania como asistente», externó Ulloa en plática exclusiva con «Diario El Salvador».
En la mente de Ulloa se han perdido ya, luego de 36 años, algunas frases del diálogo casual con Maradona relacionados con la anécdota del banderín. Pero lo que nunca se le olvida la exárbitro FIFA es que el genio del fútbol mundial se refería a él por su apellido.
«El bandido de Maradona removió la banderola. Esa acción fue fuera de lo común. Cómo va a saber uno que Maradona pedirá que se corran los medios de prensa para poder cobrar un saque de esquina. Yo comencé a correr a la gente y de un momento a otro sentí que algo cayó a mis espaldas y era la banderola que botó Maradona», inició el excolegiado con su relato.
Luego, el exjuez tico tuvo talante enérgico y no permitió que Barrilete Cósmico cobrara hasta que corrigiera lo del banderín.
«Entonces, yo me puse entre la pelota y la pierna de él, para que no cobrara. Le pedí de favor que recogiera el banderín y que lo pusiera en su lugar. Y así me lo fui llevando, hasta que se inclinó y recogió el asta, pero dejó en piso el banderín, pero le dije que recogiera la banderola, pero la puso encima del asta, pero le insistí para que la colocara donde corresponde. Entonces, una vez terminó, me dijo: señor Ulloa, ¿quedó bien, complacido? Entonces me aparté para que cobrara. Pero esa anécdota me marcó para toda la vida», concluyó el exárbitro FIFA en charla con este medio.
Lo de Ulloa y Maradona venía ya desde la primera fase del Mundial de México 86. Había dirigido el Bulgaria contra Argentina y había visto antes la forma en que los jugadores surcoreanos castigaron al «Pelusa » en la apertura del telón.
«Maradona siempre me decía señor Ulloa. En realidad, yo lo conocí en el Argentina contra Bulgaria. Antes de ese juego me deseó suerte. Yo lo protegí bastante en ese partido, porque los coreanos le habían pegado mucha patada y yo dije que no iba a permitir que le pegaran una sola», externó el exreferi costarricense.