Su tenacidad y gran trayectoria en biología fueron reconocidas en Australia desde hace 23 años, cuando el nombre de la salvadoreña Areli Huezo de Mira fue escogido para la nueva especie de chinche encontrada en el norte del estado de Queensland, a la que denominaron «Drakiessa arelimira».
El nombramiento sorprendió a Huezo de Mira y fue otorgado, en 1997, por el esfuerzo, la dedicación y eficiencia en el desarrollo de su trabajo, por el jefe del museo de Queensland, el doctor Geoff Monteith, un especialista dedicado al estudio y la clasificación de los insectos.
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La «Drakiessa arelimira» es una especie de insectos forestales, muy benéfica para el ecosistema porque ayuda a degradar la materia orgánica.
De Mira comenzó a trabajar como voluntaria en el museo en 1991, y cinco meses después le ofrecieron empleo de forma permanente, pero sin algunos beneficios laborales, en la colección de insectos. Cumplió ocho años de esa manera e incluso fue galardonada por su destacado trabajo en Queensland. Su empeño en el museo le sirvió para que la recomendaran a otro trabajo similar en la Griffith University.
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En 1993 se incorporó al área de entomología en la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO, por sus siglas en inglés), una de las más grandes en Australia, de acuerdo con Huezo.
En 2006, CSIRO le otorgó un diploma y un bono monetario por el trabajo de investigación en el control biológico de la maleza mimosa pigra, el cual fue catalogado como sobresaliente.
La bióloga, que emigró junto a su familia en 1989 debido al conflicto armado, se jubiló en 2011.
«Me gustaría decirles a los jóvenes y a los adultos que todavía tienen sus sueños que los sigan y que luchen por ellos. Dios y la vida dan oportunidades, tómenlas como desafíos, pues encontrarán dificultades algunas veces muy difíciles de superar, pero con coraje, tenacidad y valentía disfrutarán las mieles del éxito»,
Huezo de Mira, bióloga salvadoreña.
La salvadoreña es originaria de Zacatecoluca, La Paz, y contó que su pasión por la entomología nació cuando tenía 18 años, cuando egresó como maestra de primaria de la Escuela Normal España, en San Salvador, y aunque nunca ejerció como docente, fue en ese lugar donde creció su interés por la biología debido a que en esa institución era la presidenta del club de ciencias.
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A finales de ese año llegaron a la Escuela Normal España científicos del entonces famoso Instituto Tropical de Investigaciones Científicas (ITIC), adjunto a la Universidad de El Salvador (UES), en el que solicitaron a la directora Gloria de Campo a tres jóvenes que tuvieran inclinación hacia las ciencias biológicas y que quisieran trabajar como asistentes de científicos que llegaban a hacer su año sabático. Fue una de las seleccionadas y comenzó a trabajar con genetistas y entomólogos. Ahí nació su inclinación por la entomología (estudio científico de los insectos).
Cuando el ITIC cerró, se creó el Departamento de Biología en la UES, del cual las tres salvadoreñas fueron fundadoras. En ese período se desempeñaron, además de asistentes de investigadores científicos, como instructoras en las áreas comunes, mientras estudiaban Licenciatura en Biología.
Ese impulso fue suficiente para que la salvadoreña encontrara camino en el Departamento de Biología durante 12 años. Luego se incorporó al Centro Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal Enrique Álvarez Córdova (Centa), en el departamento de Parasitología Vegetal, en el área de Entomología, como técnica en el control integrado de plagas agrícolas y granos almacenados. Allí trabajó durante 13 años.
Actualmente se dedica a la pintura, hace mosaicos y minijardines.