25 de mayo de 2020. El mundo se conmocionaba con las imágenes que se difundían en redes sociales y medios de comunicación, las cuales mostraban como un agente policial asfixiaba a un ciudadano afroamericano en Minneapolis, Estados Unidos. Los señalamientos internacionales no se hicieron esperar y la condena mundial fue instantánea. El rostro más real del racismo se hizo presente, paradójicamente, cuando la humanidad vive su etapa más avanzada en desarrollo.
«No puedo respirar», se alcanza a escuchar en el video que clama el ciudadano estadounidense que luego fue identificado como George Floyd, de 46 años. El video del momento en que un agente policial lo pone contra el suelo y lo asfixia con su rodilla se viralizó rápidamente y despertó el descontento de millones de personas en el mundo.
A raíz de lo sucedido a Floyd, en Estados Unidos se produjeron manifestaciones contra el racismo con una intensidad que no se había visto desde los años 60. Los manifestantes exigían reformas drásticas a la policía para acabar con la desigualdad racial promovida desde los cuerpos de seguridad ciudadana.
Con estas protestas, en redes sociales nació el hashtag #BlackLivesMatter (Las vidas de los negros importan), una campaña que fue retomada por figuras de la farándula, el cine, el deporte y la política, quienes unieron sus voces para pedir el cese de racismo en Estados Unidos.
Durante varias semanas, las calles de Estados Unidos se convirtieron en verdaderas batallas campales entre manifestantes civiles y cuerpos de seguridad que intentaban frenar las protestas. Las pancartas, las fotografías de personas manchando paredes y edificios y la intensidad del clamor popular fueron las postales que varios meses de este 2020 dejaron en el ojo del mundo.
Europa tampoco fue la excepción y la ola de protestas se extendió hacia países como Francia, donde se dieron varias marchas en las calles para exigir igualdad social.
La viralización del hashtag y el efecto que provocó en millones de personas recordó al movimiento #MeToo, ocurrido en 2017, cuando miles de mujeres en el mundo usaron las redes sociales para denunciar casos de abuso o agresión sexual en su contra.
El movimiento se extendió hacia figuras del cine como el actor Kevin Spacey, famoso por su papel en la serie “House of Cards”, quien tuvo que renunciar luego de que se conocieran situaciones de abuso y agresión sexual en las que él estuvo involucrado directamente.