Admiradores, amigos y familiares de la artista fueron turnándose alrededor del cajón abierto, exhibido al pie de las escalinatas de mármol del hall principal del teatro, en el centro de Rio, en medio de frondosas coronas de flores.
«Era alguien que siempre estaba alegre, que levantaba la energía de las personas, para mí es una de las mejores cantantes que existe», dijo Jons Ademir, uno de los fanáticos que se acercó a despedirla.
Elza Soares falleció el jueves a los 91 años por causas naturales, tras más de seis décadas de carrera y una vida llena de adversidades.
«Va a dejar un legado extenso, porque esa mujer luchó mucho para llegar adonde llegó, fue increíble», dijo entre lágrimas Maria Eduarda Soares, bisnieta de la cantante.
Los homenajes incluyeron una ovación por parte de los miembros de la escuela de samba Mocidade, de la cual formaba parte, y la interpretación de fragmentos de un musical sobre su vida, que culminó en un potente «¡Viva Elza Soares!» gritado a coro.
El alcalde de Rio, Eduardo Paes, estuvo presente en el velorio y decretó tres días de luto oficial.
Entre sus varios renacimientos musicales figura el álbum «A Mulher do Fim do Mundo» («La mujer del fin del mundo»), lanzado en 2015, con el que conquistó a las nuevas generaciones.
El disco, que trata sobre el racismo, el machismo y la violencia contra la mujer, fue un éxito rotundo y ganó el Grammy Latino al mejor álbum de canciones brasileñas.
«Tenemos sus discos, siempre podremos escucharlos cuando la echemos de menos. Para nosotros, no morirá nunca», aseguró Jons Ademir.