El confinamiento provocó un retroceso drástico de las emisiones relacionadas con los transportes, la aviación y la energía, según este equipo que publicó su estudio en la revista Nature Communications.
Basándose en cifras de la producción eléctrica, del tráfico vial en más de 400 ciudades del mundo, del número de vuelos y también sobre producción y consumo, los investigadores concluyeron que se trata de la caída de emisiones más importante de la historia reciente.
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Pero también apuntaron que las emisiones volvieron a escalar a sus niveles habituales en julio de 2020, cuando la mayoría de países levantó las restricciones.
En concreto, en el primer semestre, las emisiones de CO2 derivadas del transporte se redujeron un 40%, las de la producción de energía un 22% y las de la industria, un 17%.
Las vinculadas con la vivienda declinaron un 3%, pese al teletrabajo masivo. Los investigadores atribuyen esta bajada a un invierno boreal anormalmente suave que limitó la necesidad de poner la calefacción.
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El Acuerdo de París de 2015 prevé limitar el alza de la temperatura global por debajo de 2 ºC e incluso a 1,5 ºC, comparado con el periodo preindustrial. Para cumplir este objetivo, habría que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de 7,6% anual entre 2020 y 2030, según la ONU.
«Aunque la caída de las emisiones de CO2 es sin precedentes, la respuesta [a largo plazo] no puede ser la reducción de las actividades humanas», indicó el coautor del estudio Hans Joachim Schellnhuber, del Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK). «Necesitamos cambios estructurales y de transformación de nuestros sistemas de producción de energía y de consumo».