El Banco de Fomento Agropecuario (BFA) busca de forma continua acercar sus productos y servicios financieros a las poblaciones más vulnerables del país. Este objetivo de la institución se manifestó con la reciente apertura de las operaciones de la Caja Rural en Candelaria de la Frontera, Santa Ana.
La nueva sucursal permitirá que más de 11,000 personas de la localidad lleven a cabo gestiones financieras sin necesidad de desplazarse hacia otro lugar.
Por muchos años, los habitantes de la zona tuvieron que viajar hacia Ahuachapán, a una distancia de 47.3 kilómetros, o a Santa Ana, con 22.9 kilómetros, para hacer transacciones o acceder a créditos.
Ahora, los pobladores tendrán la oportunidad de abrir cuentas de ahorro, corriente y certificados de depósito; depósitos y retiros de cuenta de ahorro y corriente; pago de préstamos BFA; pago de servicios básicos y colectores varios; pagadurías para FISDL y otras alianzas; trámites de créditos; pago de cheques; pago de remesas familiares y hacer conexiones con canales electrónicos.
Las cajas rurales son parte de la red de canales físicos que el banco dispone en municipios, cantones y caseríos del país con dificultades para acceder a servicios económicos, y se caracterizan por un elevado porcentaje de población rural, con altos niveles de pobreza.
En 2020, el BFA inauguró una sede en Osicala, Morazán, en la que se han ejecutado más de 9,000 transacciones con un monto de $4.4 millones desde la apertura. Asimismo, en Teotepeque, La Libertad, se registraron más de 5,024 transacciones por un monto de $1.3 millones en solo 11 meses de operación.
Para el cierre de este año, se sumarán tres nuevas cajas rurales, entre estas las de Jiquilisco y Santiago de María, en Usulután; y la de Anamorós, en La Unión. Al inicio de 2022, se prevé continuar con esta estrategia en Juayúa, Sonsonate.