En un espacio de su casa ha levantado un pequeño santuario a los vinilos, es una especie de sala de museo que detiene el tiempo con sus fotos y antigüedades.
En las paredes, dos fotos colgadas dicen más de lo que Carlos Jarquín puede describir con palabras sobre su padre, quien le heredó la pasión por los vinilos.
Debajo de las fotos enmarcadas, hay tocadiscos análogos, enfrente un tornamesa digital y atrás de esto un mueble que acumula 1,500 vinilos, una cartuchera y cartuchos —los predecesores de los casetes— un teléfono antiguo y mucha historia musical.
La pequeña sala tiene un banco, un mueble de palés y una silla con rueditas. Desde aquí Carlos desaparece hasta cinco horas inmerso en la música que tocan las agujas del tornamesa, combinando ritmos, en su mayoría de los años ochenta. Aunque hay 1,500 discos de vinilo LP de 45 revoluciones por minuto (RPM), de 33 RPM, casetes y cartuchos, Carlos toma muy en serio el tema, y no se siente cómodo con llamarse «coleccionista». Prefiere mantenerse en la línea de la pasión por este formato.
Por eso, después de una conversación sobre su pasatiempo, se concluyó que es un apasionado de los vinilos. Esta pasión por la música, los tornamesas y todo lo relacionado con la radio, lo aprendió de su máximo mentor y a quien le rinde homenaje con una estampa de antaño colgada en la pared, su padre, José Mauricio Jarquín.
«Siempre andaba con mi papá en las cabinas de radio. Él se encargaba de la parte técnica de las radios. Lo acompañé a instalar muchas, allí veía los cartuchos y luego los casetes. Me acuerdo que cuando yo tenía como ocho años, él me hizo mi primer tornamesa con un clavo y un cartón», recuerda.
Su padre también le heredó la afición por la colección. «Él coleccionaba más en el formato de 45 RPM, el disco de siete pulgadas», dice Carlos.
La presencia y la pasión de su padre por todo lo auditivo, por los vinilos, estuvo presente de múltiples maneras, desde su trabajo hasta sus propias colecciones y también para el entretenimiento de sus hijos.
Carlos tiene tan presentes las tardes de los sábados cuando su papá ponía a sonar unas clases de inglés, grabadas en discos de 45 RPM de CBS Records. Este recuerdo viene acompañado de una enorme sonrisa de Carlos y de una cajita naranja que aún conserva, en la que venía. Quizás este es el abuelo de los audiolibros que muchos conocimos generaciones después como CD.
Esta cajita es mostrada como un tesoro, y lo es por su historia, pero más por lo que representa en la memoria de Carlos y el gran vínculo que su papá dejó en ella para la eternidad.
Este no es el único regalo a los recuerdos recibido por los discos, también lo fue un hallazgo de Carlos hace como cuatro años, cuando ya se había decidido por ampliar su colección de discos: llegó a una venta de garaje y encontró los discos del libro de Julio Verne «Veinte mil leguas de viaje submarino». «Fue una sorpresa, nunca me imaginé encontrar eso. Lo encontré y lo compré. Me costó creo que $3».
UN «HOBBY» EN SERIO
Carlos siempre ha sido un poco melómano, pero no decidió tirarse de lleno a lo que llama su «hobby», sino hasta hace como cinco años. La colección empezó con una jaba de unos 60 discos, que su hermano mayor Juan Mauricio le regaló y que eran de su papá.
Después de eso, ya de manera consciente y con pie firme empezó a «cazar» discos en las ventas de garaje, literalmente como buscando agujas en un pajar. Carlos narra que rápidamente se quedó sin encontrar novedades en el país y entonces emprendió una búsqueda internacional, en una plataforma digital en Estados Unidos.
«Hay algunos discos que aquí ya no se encuentran. En parte es porque hubo discos que simplemente no llegaron al país. También he ido a bodegas de gente que comercializaba en el pasado, allí se encuentran algunos materiales selectos. Pero hay cosas que solo trayéndolas», comenta.
Así, de aquella jaba de 60 vinilos, hoy una pared está adornada con 1,500 ejemplares, la mayoría es música de los ochenta, de géneros como new wave, pop, punk y otros. De hecho, en sus planes, ahora que la colección sigue creciendo, está ambientar otro espacio de la casa para la colección y emular una cabina de radio.
Pero también el pasatiempo se ha vuelto rentable. Por su afición a la música, Carlos decidió estudiar y obtener el título de DJ profesional. Un conocimiento que coincidió a la perfección cuando sus amigos y allegados comenzaron a pedirle que amenizara sus fiestas de cumpleaños o de cualquier ocasión, principalmente con música de los ochenta.
La idea comenzó a crecer y luego se volvió un negocio adicional para Carlos, pero no por eso menos importante y serio. Bajo este concepto nació Only Music on Vinyl. El coleccionista y DJ profesional desde hace un tiempo ameniza eventos con sus discos y con un equipo propio que poco a poco también ha reunido.
Al mismo tiempo, si así se lo piden, es un cazador de discos en las plataformas digitales internacionales. De tal manera que, si alguien necesita encontrar un disco de vinilo, él puede hacer la búsqueda y traerlo al país. Carlos seguirá haciendo crecer su colección y tapizando las paredes con su pasión en 45 RPM, recordando a su papá, uniendo melodías y si es posible amenizando tu fiesta o ayudándote a conseguir un disco.
FIESTAS EN VINILOS
Entre los discos de antaño con los que Carlos Jarquín puede amenizar tu evento está el himno nacional o la típica barra para gritar ¡Arriba con la selección! Para contactarlo y solicitar su servicio de DJ profesional con vinilos o también para pedir un disco especial y traerlo puedes hacerlo en onlymusic.onvinyl en Instagram, y como Only Music on Vinyl, en Facebook. También puedes contactarlo al 7985-6357.