Domingo 4 de abril de 1993. En el estadio Cuscatlán se lee una pancarta que dice que al mundial no vamos, pero a México le ganamos. Para sazonar esa frase, el exdelantero del Real Madrid y Atlético de Madrid, Hugo Sánchez, se fue a máxima escala con el manejo de su ego, con la afirmación de que México no perdía ni por accidente en la capital cuscatleca.
El juego está pactado para el mediodía de un Domingo de Ramos. El Salvador recibe a una de las mejores ediciones del equipo azteca, que vuelve a las eliminatorias mundialistas luego de cuatro años de sanción de parte de FIFA, debido al sonado caso de los «cachirules», consistente en una especie de fraude para comprobar la edad de jugadores para competencias juveniles. Fue por esa razón que los aztecas no pudieron disputar el boleto a Italia 1990.
Del lado de los aztecas encabezan la nómina Hugo Sánchez, pentapichichi en España con el Real Madrid, Alberto García Aspe, Jorge Campos, Luis García, Miguel España, Luis Álves Zague, Francisco Uribe, Miguel «Piojo» Herrera y otros. Todos dirigidos por Miguel Mejía Barón, quien había tomado nota de todo el legado de César Luis Menotti en la selección mexicana.
Pero de parte de El Salvador no hay mucho renombre, pero sí coraje y deseos de salir a ganar, sobre todo, luego de que Sánchez picara el panal con sus declaraciones clásicas. El orgullo de los cuscatlecos estaba tocado, por lo que el partido se iba a ganar por 2-1, con goles de Carlos «Papo» Castro Borja y William Renderos Iraheta. De parte de la visita, García Aspe sorprendió al portero salvadoreño, Carlos Rivera, con un potente tiro desde fuera del área para el 1-1 que fue transitorio.
Pero más allá de ganar con goles en el inicio de la eliminatoria a Estados Unidos 1994, El Salvador también tuvo argumentos para definirlo todo en el duelo verbal, sobre todo en los tiros de esquina. Carlos Rivera, quien en ese momento era inamovible del arco de Firpo, confesó que en los tiros de esquina el asunto se ponía tenso por el juego de palabras. Mandó siempre para Hugo Sánchez a Giovani Trigueros, quien también jugaba para el equipo pampero.
«Nuestra mentalidad de jugar ese partido con dientes apretados comenzó desde que supimos que México era nuestro primer rival y que sería en casa. Les hicimos saber a los mexicanos que no podían salir vivos del Cuscatlán. Nos mentalizamos en que hasta dentro de la cancha trabajamos desde lo psicológico. Les decíamos a los mexicanos que no iban a salir vivos de acá, que aquí les íbamos a hacer una cruz, que iba a correr sangre. Esa guerra psicológica que tuvimos con ellos de jugador a jugador valió para que sacáramos el pecho», dijo Rivera a este medio.
Ese juego de palabras fue persistente y en el equipo nacional lo comandaba Rivera, sin que alguien se lo hubiera asignado. Les ponía una presión sigilosa a los de ataque del combinado azteca .
«En cada tiro de esquina o tiro libre las marcas eran uno a uno. Yo comandaba las marcas. Giovanni Trigueros tuvo una plática con Hugo Sánchez en todo el partido. Luego, Leonel Carcamo iba con García Aspe y Paco Uribe. En fin, todos jugamos a la guerra psicológica contra los mexicanos. Castro Borja se metió de lleno con Benjamín Galindo. Los mexicanos sintieron que estábamos dispuestos a todo para sacar el triunfo. Creo que eso les pasó factura», aseguró el exportero de la Azul.
Rivera no se anduvo con medias tintas en ese partido y mandó a Trigueros a que le hiciera sombra a Sánchez en todo el partido. La idea era que el ex del Real Madrid no pudiera ni respirar.
«Giovanni no se dejaba sorprender, no se dejaba ganar la mente. Teníamos el mismo temperamento. Era otro de los que manejaba la guerra psicológica. Solo recuerdo que me decía que me esperara, que iba a terminar a Hugo Sánchez y que en el área le iba a hacer su cruz. Sánchez después nos dijo que éramos guerrilleros, pero luego le dije que por eso se iba a morir acá», aseguró «El Titán de la Sabana».
Con Mágico
Jorge Mágico González llegó desde las filas de FAS para ese partido ante México. Estuvo enchufado para generar el primer gol de la Azul ,luego de recibir una falta dentro del área de los aztecas. Llegó Carlos «Papo» Castro Borja para el cobro del penalti. La puso lejos del alcance de Jorge Campos, el de Acapulco. «Fue motivante para nosotros tener a Mágico, nuestro icono a escala internacional», dijo Carlos Rivera.
Con nuevo timonel
Fesfut había despedido al timonel uruguayo, Aníbal «Maño» Ruiz, previo a la última etapa del camino a Estados 1994. Por lo tanto, el brasileño Jorge Vieira tuvo que llegar al banquillo de la selección. Debutó con el triunfo por 2-1 ante México, aquel 4 de abril de 1993, en el estadio Cuscatlán.
Así alineó El Salvador
Carlos Rivera
William Osorio
Geovanni Trigueros
Leonel Cárcamo
Jorge Ábrego
Fernando Lazo
Mauricio Cienfuegos
Carlos Castro Borja
Guillermo Rivera
Jorge González
Raúl Díaz Arce
«Giovanni Trigueros no se dejaba sorprender, no se dejaba ganar la mente. Teníamos el mismo temperamento. Era otro de los que manejaba la guerra psicológica. Solo recuerdo que me decía que me esperara, que iba a terminar a Hugo Sánchez y que en el área le iba a hacer su cruz», Carlos Eduardo Rivera, exportero de selección mayor.
«Les decíamos a los mexicanos que no iban a salir vivos de acá, que aquí les íbamos a hacer una cruz, que iba a correr sangre. Esa guerra psicológica que tuvimos con ellos de jugador a jugador valió para que sacáramos el pecho», Carlos Eduardo Rivera, exportero de selección mayor.