En 2017, con negociaciones de todas las fuerzas políticas, el Gobierno del FMLN, encabezado por el ahora ciudadano nicaragüense y prófugo de la justicia Salvador Sánchez Cerén, reformó el Sistema de Ahorro de Pensiones.
Fueron vendidas como una promesa de campaña, pero las reformas resultaron tibias y sin una solución real a las exigencias de la población, que pedía mejores cuotas para tener un retiro digno.
Las reformas planteadas crearon una especie de cuenta compartida que autorizaban el retiro del 25 % de los fondos ahorrados por cada cotizante.
Sobre esas medidas, el exalcalde de Soyapango (San Salvador) y exdiputado del FMLN Carlos Ruiz reconoció que les faltó valor para impulsar transformaciones que en verdad solucionaran el problema de las pensiones.
«El pueblo castigó [al FMLN] con razón. Hubo cosas que quisimos cambiar. La reforma al sistema de pensiones fue ir para atrás, y esos son los costos que ahora estamos pagando», expresó Ruiz.
Para 2017, el Gobierno de Sánchez Cerén enfrentaba un impase con las administradoras de fondos de pensiones al no poder solventar la deuda previsional, y la reforma aprobada al sistema fue su salvavidas para conseguir recursos inmediatos.
Sin embargo, el impacto directo se trasladó a la población salvadoreña, ya que la exigencia de mejorar las pensiones no se hizo realidad y, en lugar de eso, se pasó de una cuenta individual a dos cuentas separadas.
«Debimos nacionalizar las pensiones, pero hacerlo de forma rigurosa, con todo eso, luchar contra la corrupción. ¿Lo hicimos? No, les tuvimos miedo a los grupos dominantes», fue otra de las valoraciones de Ruiz.
A su criterio, esa falta de carácter es lo que hasta hoy sigue pasando factura política al FMLN ante la población salvadoreña.