El estudio indicó que tres de cada diez personas superarán los 80 años en las próximas tres décadas, lo que equivaldrá a unas 1.900.000 personas mayores. Y añadió que «los chilenos son cada vez más longevos, pero no necesariamente experimentan una mejor calidad de vida».
Agregó que «la baja tasa de educación, los índices de dependencia y el trato injusto que perciben por parte de distintos actores de la sociedad, inciden directamente en su satisfacción vital».
El Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo visibilizó en el sondeo la calidad de vida de las personas mayores, así como el aumento de este grupo etáreo en los últimos años.
Señaló que hace tres décadas, solo un 11 por ciento de la población mayor tenía más de 80 años, quienes ahora representan un 16,4 por ciento, y se espera que para el 2050 esta cifra ascienda a un 28 por ciento.
De acuerdo con el observatorio, se trata de «un fenómeno que conlleva importantes desafíos, especialmente en relación al bienestar de la cuarta edad, compuesta hoy por un 62 por ciento de mujeres».
El organismo aseguró que actualmente, la población sobre 80 años alcanza en el país andino apenas 6,5 años de escolaridad, lo que va aparejado de menores ingresos económicos, mayor presencia de enfermedades crónicas y, por ende, una menor calidad de vida.
En esa línea, el reporte precisó que siete de cada diez personas por sobre la edad mencionada presentan factores de riesgo o enfermedades crónicas como presión alta o hipertensión (69,8 por ciento). Le siguen artritis, reumatismo, colesterol alto y diabetes o azúcar elevado en la sangre.
Sin embargo, el 78,5 por ciento de los entrevistados declaró tener mejor salud que otras personas de su misma edad.
Chile ha experimentado con los años un aumento en la esperanza de vida, con lo que las organizaciones han comenzado a abordar temáticas en torno a la salud, autonomía, sexualidad, necesidades materiales y sociales de las personas mayores.
Entre las conclusiones, se ha establecido una alta heterogeneidad en las condiciones de vida de este grupo etáreo, el cual tiene entre sus mayores temores la dependencia y el deterioro de su salud.
El estudio estableció al respecto que el 65,9 por ciento de las personas entre 80 y 89 años es autónoma, mientras que sobre los 90 años la dependencia aumenta a un 62,7 por ciento, con énfasis en las mujeres, una situación que empeora con la aparición de dolores crónicos.