Su principal impulso fueron sus padres, que siempre la motivaron a prepararse profesionalmente, siempre soñó con estudiar medicina, pero por distintos motivos eligió la carrera de fisioterapia. Poco a poco fue descubriendo su amor por el deporte, especialmente: el balonmano.
Ella es Cecilia Hernández, amante de los deportes e impulsora de los mismos, tanto que su perseverancia, la ha llevado desde 2017 a presidir la Federación Salvadoreña de Balonmano.
Su historia con el deporte inició desde pequeña, cuando jugaba softbol, en ese entonces cursaba plan básico en Usulután. Posteriormente, sus padres se trasladaron hasta San Salvador para darle una mejor educación a ella y a sus dos hermanas.
En la capital, practicó el baloncesto en el Instituto Nacional Francisco Meléndez (INFRAMEN), pero su entrenador consideró que su zurda la colocaba en desventaja en dicho deporte.
«Llegue al INFRAMEN buscando baloncesto, y mi estatura no era un biotipo para eso, y creo que el entrenador no tenía mucha fe en mí. Soy zurda y recuerdo que el entrenador me hacía una corrección para hacer el lanzamiento con la derecha y no podía lanzar, pero todos los tiros que hacía con la izquierda si entraban en el aro», recuerda Cecilia.
Sin embargo, y tras desanimarse por la manera en la que el entrenador le expresó que no sería buena en este deporte, posteriormente conoció el balonmano, en donde pudo descubrir que muchas de sus habilidades como ambidiestra, lo que le permitió con el tiempo destacar y ganarse el apodo de «La Zurda».
Pronto llegaría el momento de decidir lo que estudiaría en la universidad, deseaba optar por la carrera de medicina, pero sus padres le explicaron que tendría que elegir una carrera distinta, para que sus hermanas pudieran estudiar, ya que medicina es una carrera muy larga y costosa.
«Cuando mi papá me dice: si tú estudias medicina tus hermanas no van a estudiar porque era una carrera muy larga y había que también sabíamos que era muy costosa, entonces hace algo más corto y yo me recuerdo que en el pensum de fisioterapia estaba la materia de rehabilitación a través del ejercicio y para mí eso esa fue la clave para decidirme por esa profesión», relata Cecilia.
Se graduó de fisoterapista, y ya se encontraba trabajando en una escuela bilingüe; ella sintió la necesidad de seguirse preparando. Optó con una maestría en Administración Educativa, y luego, para fortalecer sus conocimientos en el área de educación continuó con una Maestría en Alto Rendimiento.
Tras pasar su etapa como atleta, se convierte en entrenadora, ella nunca ha dejado su deporte a un lado.
«En 2006 y 2010 fui parte de las seleccionadas nacionales en las que fuimos campeonas centroamericanas, éramos un grupo muy bueno de atletas que logró compenetrarse, pero también las etapas van cambiando, porque llegó el momento que ya no me veía como atleta», explica.
Tras varios procesos, en los que junto jugadores antiguos de balonmano, decidían darle un impulso al deporte a través de cambios, se decide darle el voto de confianza a Cecilia al frente de la federación. Para ella, la clave principal ha sido la disciplina.
En cuanto a la participación de las mujeres en el deporte, asegura que se debe seguir forjando el camino, ya que sea por estigmatización o por cultura, a veces la misma familia no permite que las niñas practiquen un deporte.
Explica que ha sido entrenadora de niños y niñas, y que le encanta que en ocasiones los varones sean más explosivos para el deporte, pero que en ocasiones eso los hace menos constantes, por ello, considera que cuando una niña ama el deporte, se trata de una situación totalmente distinta:
«He sido entrenadora de niños y niñas, y puedo decir los varones son explosivos, son lo máximo, me encantan, pero también son menos constantes, en cambio si tú convences a una niña y se enamora del deporte, ellas son más perseverantes. No sé si eso es resultado de algo que biológicamente tenemos como mujeres, y nos permite tener mejores resultados».