La casa Chanel regresó el martes al Grand Palais en París, escenario de grandes desfiles del legendario Karl Lagerfeld, para una colección de moda veraniega diseñada por los equipos de la casa, a la espera de una nueva dirección artística.
Fue un show concebido como un «despegue», según el comunicado de la marca.
Desde la abrupta partida en junio de su directora artística, Virginie Viard, los rumores han circulado sobre su reemplazo: Tom Ford, John Galliano, Jacquemus, Carine Roitfeld o Hedi Slimane son algunos de los nombres más mencionados.
El anuncio será efectuado en breve, según afirmó a AFP su principal dirigente, Bruno Pavlovsky.
En cuanto a las prendas de la colección, las plumas están omnipresentes, desde las gafas hasta las chaquetas y los vestidos, en homenaje al savoir faire de las «plumassières», tan apreciadas por la casa.
Una inmensa jaula fue instalada en el centro de la nave, en un guiño a la jaula que recibió como regalo Gabrielle Chanel y que inspiró el famoso anuncio de 1992 con Vanessa Paradis para el perfume «Coco».
«Respiramos, soñamos», fue el lema del estudio Chanel para esta colección, que es «una oda a la delicadeza, a la ligereza, al movimiento», según un comunicado.
Hay capas de muselina, faldas con aberturas, blusas y vestidos largos, transparentes y bordados, pantalones amplios y fluidos, así como las prendas de punto en tonos pastel.
Los modelos habituales de la casa están bien presentes, sin fantasía notable: desde el pequeño vestido negro hasta el traje de tweed y jersey, pasando por el bolso acolchado y los zapatos bicolores. Los colores, pasteles: rosa crema, azul celeste.
Las obras del edificio, abierto en 1900 y que recientemente acogió algunas pruebas de los Juegos Olímpicos, fueron financiadas por Chanel, como parte de su «gran mecenazgo», por un valor de 30 millones de euros.
«Estamos contentos de regresar porque las obras que se han hecho son bastante excepcionales», comentó a la AFP Bruno Pavlovsky.