El nombre de Marcelo Arévalo, junto a la bandera de El Salvador, ha llegado a lo más alto de los circuitos de tenis alrededor del mundo, siendo el número uno del ranking ATP en Dobles.
Sin embargo, el sonsonateco quiere un nuevo hito; clasificarse a los Juegos Olímpicos Los Ángeles 2028.
Esa gesta tiene una mezcla entre los méritos propios y los que puedan obtener otros tenistas salvadoreños.
Arévalo de hecho si se clasifico a los olímpicos de Paris de este año, pero no pudo participar porque es necesario que otro tenista salvadoreño esté entre los mejores 300 del mundo, y actualmente no hay ninguno en el ranking general de la ATP, todos están en la categoría de Juniors.
«Este año clasifiqué a los Juegos Olímpicos, pero lastimosamente uno de los requisitos es tener a otro tenista salvadoreño entre los mejores 300 del mundo, eso impidió viajar a Paris», explicó el tenista salvadoreño.
La apuesta será formar a más tenistas que puedan ingresar al ranking ATP y escalar en las posiciones en aras de formar pareja con Arévalo en cuatro años.
Dentro de la familia Arévalo ya hay un antecedente olímpico, cuando en Pekín 2008, su hermano Rafael jugó contra Hyung-Taik Lee en primera ronda y contra Roger Federer en la segunda.
En este caso, Arévalo fue invitado por el Comité Olímpico Internacional por medio del Comité Olímpico de El Salvador y no requería de un segundo tenista salvadoreño.
Marcelo fue premiado el pasado domingo junto a la patinadora Ivonne Nóchez como Deportistas Masculino y Femenino del Año.
La salvadoreña también tiene una gran competencia en mente para el 2025, y son los Juegos Mundiales de Chengdú.
Los Juegos Mundiales son una representación similar de los juegos olímpicos, solo que se incluyen a las disciplinas que no forman parte del círculo olímpico.