Debido a la pandemia que acecha al mundo, las clases se han trasladado a los dispositivos digitales, pero no es lo único que ha migrado, el acoso escolar también.
Si bien el acoso escolar es la intimidación física, verbal y psicológica en contra de un estudiante por parte de sus compañeros de aula o centro de estudios de manera presencial, esta era digital ha propiciado que se divulgue información verídica pero reservada sobre la víctima como fotografías o, por el contrario, se trata de información completamente falsa que se masifica en una o más plataformas digitales.
Para la psicóloga Rocío de Cáceres, cuando hay ciberacoso siempre se debe prestar atención al acosador y a la víctima. Al primero, para lograr identificarlo y denunciarlo; y a la víctima para brindarle apoyo y herramientas que prevengan nuevos incidentes que pongan en riesgo su integridad.
«Si lo vemos desde un punto evolutivo, como especies depredadoras nos enfocamos en la presa más fácil. Lo mismo ocurre en el “ciberbullying”, es allí donde entran las inseguridades y es mucho más fácil atacar», indica.
Cuando el acoso se da entre compañeros de clase o del mismo centro educativo, puede ser que el acosador tenga una familia en condiciones difíciles que no cumple sus necesidades, o el mismo acosador repite patrones aprendidos. En estos casos se trata de vacíos que el acosador busca llenar por medio de la intimidación o de acciones poco sanas.
No menos grave es cuando los acosadores recurren a rumores, informaciones falsas o fotografías al teradas que vulneran la vida de las víctimas.
«Una acción violenta puede ser reírse de una persona cuando comete un error. Si lo pensamos como gotita que le cae a una piedra, con la suficiente cantidad de tiempo, esa gotita va abrir un hoyo en esa piedra. Así se siente la persona que se afecta», comenta Cáceres.
Independiente al tipo de acoso que un niño o joven sufra, la psicóloga enfatiza en que criar hijos emocionalmente fuertes y en un ambiente de confianza familiar ayuda mucho a evitar estos problemas; y en el caso de presentarse una situación de acoso, la víctima puede recurrir a sus parientes, exponerles lo que sucede y entre todos buscar una solución.
«Es importante que la familia siempre tenga un espacio abierto de comunicación y que se validen todas sus emociones [del niño]. Si en la casa se le cae algo y le dicen: “Siempre se te caen las cosas”; luego en el colegio le tiran la pelota, no la cacha y los demás se ríen. No es culpa de los niños, sino del conjunto de elementos y de las experiencias que pudo haber vivido en casa», expone.
En la actualidad, las redes sociales están a la orden del día, por lo cual la experta señala que es recomendable supervisar el uso de estas, ya que es el principal medio por el que se puede generar el acoso.
«Las redes sociales tienen que ser manejadas con muchísima prudencia y, dependiendo de la edad de los niños, obviamente tener la guía de los padres. Los niños y jóvenes no solo se están exponiendo al “ciberbullying”, sino a otro tipo de información a la que probablemente no estén listos, y en estas plataformas es mucho más fácil agredir», advierte.
La especialista recomienda tener una comunicación constante y fluida con los hijos, ya que de esta manera se valida el vínculo de confianza entre los miembros de la familia y, en el caso de presentarse algún ciberacoso, la víctima no se sentirá sola.

¿Qué hacer?
La principal recomendación para los estudiantes víctimas de acoso es que no traten de solucionar el problema por cuenta propia. Lo más recomendable es buscar ayuda inmediata del docente o de los padres de famlia. La víctima debe evitar a toda costa seguir exponiéndose a los posibles ataques y, de alguna manera, no seguir el juego a quienes lo agreden.
Por tratarse de un ciberacoso escolar, los docentes tienen un rol protagónico. Toda víctima debe acudir a sus profesores, en una primera instancia, o a las autoridades del centro educativo para exponer lo que está viviendo. En caso de ser necesario, el docente puede tomar la decisión de solicitar apoyo del psicólogo escolar, quien no solo deberá atender a la víctima, sino al acosador o a los acosadores.
Los padres de familia también deberán acompañar a la víctima para ayudarla a superar las secuelas que dejan las acciones negativas o insanas que provocó el acoso.
También se recomienda la ayuda psicológica en familia (padres e hijos) para conocer el porqué se ha generado el ciberacoso. Esto mismo aplica para el acosador, es decir, debe dársele atención psicológica e identificar las causas de su conducta nociva, y también deben programarse sesiones de trabajo familiares (padres e hijos) para que los adultos identifiquen los problemas que desencadenan actitudes abusivas en sus hijos.
Características del ciberacoso
Según investigaciones en otros países, texto, aplicaciones de mensajería. el ciberacoso escolar comparte las mismas características que el acoso tradicional, aunque existen características propias que los diferencian entre sí.
Los acosadores utilizan las diferentes tecnologías para intimidar, humillar, amenazar y hostigar a sus víctimas, entre estas: redes sociales, correos electrónicos, mensajes de Según investigaciones en otros países, texto, aplicaciones de mensajería. el ciberacoso escolar comparte las mismas características que el acoso tradicional, aunque existen características propias que los diferencian entre sí.
Vulneración: ataque a la privacidad mediante la difusión de fotos o videos, muchas veces comprometedores, sin consentimiento del autor.
La capacidad viral de las nuevas tecnologías hace que el número de espectadores o testigos de este tipo de acoso sea mayor que en el acoso escolar tradicional.
Como la información que los agresores suben a internet permanece en la red, esto hace que se incremente exponencialmente la posibilidad de que otras personas se unan al hostigamiento.
El daño psicológico se agrava debido a que este tipo de acoso se puede dar en cualquier lugar y en cualquier momento.
El acoso y el ciberacoso escolar constituyen una vulneración de los derechos fundamentales que pueden generar secuelas psicológicas hasta en la familia.
Conductas para estar alerta
Cambios de humor posterior al uso de los equipos tecnológicos.
Cambia el tema, rechaza o se enfada cuando se le pregunta sobre sus contactos de internet.
Deja de hacer actividades que le gustaban.
En algunas ocasiones hay bajo rendimiento académico.
Evita usar dispositivos móviles en presencia de familiares