Procedentes de varios países latinoamericanos, los migrantes salieron de la ciudad de Tapachula, puerta de entrada de miles de personas que atraviesan México hacia Estados Unidos, donde los candidatos Donald Trump y Kamala Harris prometen endurecer las medidas contra la migración ilegal.
«No somos criminales, somos trabajadores internacionales», corearon los viajeros, entre ellos mujeres con niños en brazos, al emprender la caminata que avanzó varios kilómetros por una carretera.
Los migrantes suelen organizar este tipo de movilizaciones para presionar la entrega de documentos migratorios que les permitan avanzar por territorio mexicano sin temor a ser deportados.
También lo hacen para avanzar acompañados y reducir el riesgo de sufrir ataques de delincuentes, pero en el trayecto se dispersan.
De cualquier modo, estas movilizaciones distan mucho de las masivas caravanas que alcanzaron la frontera norte en 2018.
Esto es «para llamar la atención, que estamos caminando, que estamos guerreándola por un mejor futuro, no queremos más que eso», dijo a periodistas la venezolana Johanna Pabón, aludiendo a las elecciones estadounidenses.
«Que todo sea para bien», añadió la joven, indicando que los migrantes están con «el partido (político) que nos apoye». Pabón busca llegar a Ciudad de México para pedir luego cita a través de la aplicación móvil CBP One, habilitada por las autoridades de Estados Unidos, con miras a obtener asilo.
Junto con ella viajan otros venezolanos y personas originarias de países centroamericanos, Colombia, Cuba y Ecuador.
Muchos migrantes optan ahora por buscar audiencias a través de la CBP One ante el endurecimiento de las políticas migratorias, la amenaza de Trump de realizar la deportación más grande de la historia de Estados Unidos, así como para evitar los peligros de pasar la frontera sin documentos.
Debido a ellos, los cruces ilegales bajaron de 250.000 en diciembre a casi 54.000 en septiembre pasado, según el gobierno del presidente demócrata Joe Biden.