Los cinco presuntos homicidas de Flora Margarita Suárez, de 76 años, fueron enviados a juicio al finalizar la audiencia preliminar en el Juzgado Tercero de Instrucción de San Salvador.
Los acusados, quienes son de la Mara Salvatrucha y Mao Mao, fueron identificados mediante pruebas tecnológicas que los ubican en la casa de la víctima, ubicada en la calle República Federal de Alemania, en la colonia Escalón.
La anciana fue asesinada el 30 de agosto de 2019, cuando Érick René Reyes Claros, Roberto Ernesto Mancía Romero, Émerson Javier Nerio Elvira, Gustavo Alexánder Méndez y Henry Giovanni Reyes Claros irrumpieron su vivienda con el fin de robarle sus pertenencias.
La Fiscalía General de la República (FGR), en la investigación final presentada a la jueza, incluyó videos de cámaras de vigilancia en los que se observa a Érick René Reyes y demás imputados ingresando a la casa de Suárez, aprovechándose de que conocían su rutina diaria de ejercicios, la cual iniciaba a las 6 de la mañana.
A la víctima le dieron múltiples golpes con diversos objetos, según reveló la autopsia llevada a cabo en el Instituto de Medicina Legal (IML). En la audiencia preliminar se dijo que el móvil fue el robo, ya que los parientes de Suárez detectaron que hacían falta varios objetos de valor.
Las cámaras captaron el momento en el que los pandilleros sacaron el vehículo de la residencia y luego lo trasladaron hacia la finca La Mica, del cantón San Antonio Abad, al poniente de San Salvador. El automotor fue localizado tras una llamada recibida en el Sistema de Emergencias 911.
En el baúl del vehículo hallaron un televisor plasma y un DVD propiedad de la anciana, y al levantar las evidencias, técnicos de la Policía Científica recolectaron huellas dactilares que resultaron ser de Érick Reyes.
El crimen fue planificado por los pandilleros, ya que desde muy temprano las cámaras captaron a Reyes en los alrededores de la casa de la víctima, y se observó que Suárez, antes de ser asesinada, ya había hecho algunos ejercicios.
Todos los elementos de prueba no pudieron ser desvirtuados por los abogados defensores, quienes pretendían que el caso se diera por terminado.