En el paseo marítimo de la Franja de Gaza una pantalla gigante ofreció a los palestinos de este enclave -bajo bloqueo israelí- un momento de alegría en este territorio privado de cine desde hace años.
Sentada descalza en un vestido rosa, Salma Shamaleh, de siete años, quedó fascinada. «Nunca vi una televisión de este tamaño», dijo a la AFP ante la película de animación estadounidense «Ferdinand», la historia de un toro negro de corazón tierno.
La iniciativa de «Cine del mar», organizada en colaboración con el ministerio palestino de Cultura por el café asociativo Al Bahr Elna, creado en 2020 por un grupo de artistas, quiere ser el más famoso festival de cine balneario.
Una quincena de películas, en su mayoría producciones palestinas, se proyectaron durante las dos semanas de la primera edición del evento, que terminó.
Unos 2,3 millones de palestinos viven en la empobrecida Franja de Gaza, sometida a un bloqueo israelí desde que el movimiento islamista Hamas tomó el poder en 2007.
Los cines cerraron a finales de los años ochenta durante la primera intifada, el levantamiento palestino contra Israel, y reabrieron sus puertas tras la creación de la Autoridad Palestina en los años noventa.
Pero la llegada al poder de Hamás decidió otra cosa, ya que el movimiento islamista considera el cine contrario a las tradiciones del islam, pudiendo promover en particular creencias occidentales.
Por otra parte, los islamistas incendiaron un establecimiento de cine en 1996.
Sin embargo, se permitió que el festival se celebrara «teniendo en cuenta las costumbres y tradiciones» del territorio, declaró Atef Askul, responsable de la Autoridad para la Cultura y la Juventud, una organización de Hamás encargada de dar su consentimiento a los acontecimientos artísticos públicos.
«La sociedad de Gaza sufre condiciones de vida miserables a causa del bloqueo y de los numerosos conflictos armados con Israel», dijo, pero los habitantes de Gaza «tienen derecho a ver películas», añadió.
– Única válvula de escape –
En el programa figuró la película jordana «Farha», que, desde el punto de vista de una joven, retrata los sufrimientos de los palestinos durante el conflicto de 1948 que condujo a la creación del Estado de Israel.
La historia tuvo eco en Mona Hanafi, de 50 años, que la vio con su hija. «La película es fantástica y aborda una historia palestina realista. La actuación y la dirección son impresionantes», comentó.
No es la primera vez que se hacen proyecciones al aire libre en Gaza en los últimos años, especialmente en medio de los escombros de los edificios destruidos por los ataques aéreos israelíes.
Las primeras proyecciones datan de los años 1940, con la apertura del cine Samer. Pero, hoy, el edificio alberga un concesionario de coches.
Con el aumento de las temperaturas en la costa este del Mediterráneo, la playa constituye un lugar de relajación y frescura para los habitantes. El paseo marítimo «es la única válvula de escape para los habitantes de Gaza», detalla Alí Muhana, director de teatro que participa en este festival de verano.
La Franja de Gaza, donde al menos dos tercios de la población depende de la asistencia internacional, se enfrenta a una grave crisis humanitaria y económica.
Para organizar el festival, la asociación Al Bahr Elna tuvo que recurrir a las donaciones.
Para Muhana, a iniciativa del proyecto, el festival fue la ocasión de proyectar películas que muestran «la contribución de los palestinos al cine y a la transmisión de los valores de la sociedad».