El área protegida conocida como canal El Zapatero, situada en la Barra de Santiago, en el departamento de Ahuachapán, posee la mayor extensión de manglares de la zona occidental del país.
Este lugar contiene el refugio más importante de vida silvestre para caimanes, cocodrilos y otras especies, como tortugas marinas que anidan en la zona costera local. Por su importancia vital para la supervivencia de las personas y las diferentes especies de animales, El Zapatero tiene categoría de sitio Ramsar, es decir, un lugar de conservación natural que ha sido incluido en el tratado internacional que fue aprobado en febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar.

De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), por sus características, El Zapatero posee un ecosistema único en la región y cubre la mayor extensión de los manglares en el territorio salvadoreño, que toman relevancia por su ubicación en el Pacífico norte de Centroamérica. Se caracteriza por ser una zona con abundante lluvia y tener pantanos salobres (donde se mezclan agua dulce y salada) y bosques con saturación de oxígeno, por medio del cual las plantas absorben el CO2 de la atmósfera. Este manglar tiene una extensión de aproximadamente 11,519 hectáreas.
Además, la Barra de Santiago cubre parte de San Francisco Menéndez y el municipio de Acajutla, este último en el departamento de Sonsonate. Jordi Segura, quien pertenece al equipo de técnicos de la vida silvestre del MARN, detalló las características de este paraíso salvadoreño y su importancia para el ecosistema.
«Tenemos diversidad de animales en la zona de El Zapatero. Contamos con aves rapaces [cazan para sobrevivir], tenemos loras, cotorras, serpientes, cocodrilos y caimanes, entre otro grupo de especies que no son mascotas, ya que son animales silvestres y están protegidos por el Acuerdo 74, de 2015», dijo Segura.
El Acuerdo al que hizo referencia dictamina que los Estados firmantes deben garantizar la protección de los recursos naturales y la diversidad e integridad del medioambiente, tal como lo está haciendo El Salvador. Además, se declara para estos lugares un interés social de protección, conservación, aprovechamiento racional, restauración o sustitución de los recursos naturales en los términos que establezca la ley.
Según los registros del MARN, la Barra de Santiago se ha vuelto la casa para la reproducción, conservación y supervivencia de dos tipos de cocodrilos. El primero es el americano («Crocodylus acutus») y el segundo es el caimán de anteojos («Caimán crocodilus»), que pueden llegar a medir hasta seis metros de largo. Uno de estos ejemplares, al que de cariño llama el Niño, es el más grande que se ha encontrado en el manglar, ya que mide un estimado de 4.5 metros, dijo Segura.

El técnico del MARN explicó el papel fundamental de los cocodrilos en el ecosistema y los relacionados al cambio climático, ya que ayudan a restaurar el recurso hídrico, también tienen la función de brindar un servicio ecosistémico cuando en su papel de depredador devoran a otros animales con problemas de salud, esto permite que en el entorno cercano a las comunidades no haya problemas respiratorios y de salubridad generados por bacterias.
Hace algunos años, debido a la caza desmedida del ser humano que utiliza las pieles de estos reptiles con fines comerciales o simplemente por depredación, los cocodrilos y el caimán formaban parte de las especies en peligro de extinción; sin embargo, actualmente en la Barra de Santiago se cuenta con 80 animales.
«Las personas les tenían miedo y los veían como animales peligrosos, sacaban las nidadas y las botaban, o vendían los huevos, pero ahora eso está cambiando, las personas no los están viendo como animales peligrosos y los están cuidando más», manifestó Segura.

En ese sentido, hizo el llamado a la población para cuidar las áreas protegidas, ya que son un pulmón natural, no solo del país, sino que del mundo. Con el objetivo de mantener esa conexión de los ciudadanos, puso a disposición el número 7850- 1474 para alertar a las autoridades medioambientales sobre el hallazgo o el rescate de algún animal para que se le brinde tratamiento y que pueda ser devuelto a su hábitat natural. Por ser animales de sangre fría, los cocodrilos precisan pasar largas horas expuestos al sol, principalmente lo hacen por las mañanas.

A pesar de su agresividad, estos animales permiten que algunas aves se acerquen hasta su hocico para comerse los residuos de comida que quedan en sus colmillos. Los cuidadores aseguran que los enormes hocicos de estos animales son la zona más sensible de todo su cuerpo, por lo que posiblemente se sienten relajados cuando un ave limpia su mandíbula. Por la capacidad de almacenar grandes cantidades de comida en su intestino, pueden comer cada dos días. Se alimentan de peces, renacuajos y algunos mamíferos. Debido a su sistema respiratorio, pueden llegar a pasar 25 minutos fuera del agua; además, bajo el agua pueden respirar sin problema alguno, ya que poseen también fosas nasales externas.
CRIADERO DE COCODRILOS EN EL SALVADOR
El Programa Nacional de Conservación del Caimán y el Cocodrilo cuenta con un vivero de incubación, donde los huevos de estos reptiles son protegidos de la amenaza de otros animales y del hombre.
Tanto el caimán como el cocodrilo pasan un proceso de anidación donde calculan la temperatura que debe tener la tierra para que el desarrollo de las crías sea exitoso.

animales y del hombre.
«Tuvimos la experiencia de un cocodrilo hembra que salió a las 9 de la noche y terminó su postura a las 5 de la mañana. En los videos de las cámaras observamos contracciones y notamos que pueden poner desde 18 hasta 22 huevos. Actualmente, tenemos una nidada de 40 huevos», manifestó Juan Pérez, guardarrecursos del MARN.

Los expertos contaron que, según la fase de la luna, cada noche los cocodrilos hembra se dejan ver de tres a cuatro veces. En la oscuridad cavan un estimado de cinco hoyos en los que colocan los huevos. La temporada de apareamiento de estos animales suele ocurrir en los primeros meses del año.