Después de muchas vicisitudes, el sistema bitcóin despega con fuerza a esta fecha en El Salvador. Eso nos obliga a comentar sobre sus antecedentes de origen y propósito para conocerlo mejor.
Orientemos nuestra narrativa en dos escenarios: 1. El modelo bitcóin como moneda en curso legal en El Salvador. 2. El bitcóin en el mercado mundial, libre y no regulado. En operación desde 2011.
Con respecto al tema nacional, la pregunta es ¿cómo a partir del 7 de septiembre se adaptará el bitcóin a la economía salvadoreña? Todo indica que su uso se volverá popular tan pronto el público se familiarice con su «modus operandi». Aproximadamente 3 millones de salvadoreños utilizan la billetera Chivo y podría llegar a tener más usuarios que todos los bancos del país juntos. No se crea lo dicho por los detractores, que estos usuarios solo cambiaron sus $30 en bitcoines.
Indistinto lo que digan, el uso del bitcóin es reciente y su impacto está todavía por venir. Esto sucederá a medida que las remesas familiares sean cifradas en bitcóin en vez de dólar, aprovechando el envío gratis, sin intermediarios. El ahorro a la comunidad salvadoreña será sustancial.
El volumen del bitcóin circulante crecerá a corto plazo ampliando exponencialmente la participación del público. Sabemos que $6,800 millones en remesas son su base sustantiva. Su efecto proyectado es consistente con el numeral 3 de la ley, que pretende la inclusión del 70 % de la población que actualmente no participa en el sistema financiero y corresponde mayormente a la economía informal.
Según el BCR, las remesas permanecen vigentes, creciendo 35 %, en el trimestre; estiman que se mantendrán con esta tendencia en el corto y mediano plazo, sin duda alcanzando $7,000 millones, aproximadamente 25 % del PIB. La billetera virtual da por primera vez al ciudadano de escasos ingresos posibilidades de inversión utilizando los $30 regalados por el Gobierno.
La reacción mundial a favor del bitcóin como moneda/activo de El Salvador es positiva. Muchos países, entre estos, Brasil, Costa Rica y Honduras, consideran la posibilidad de instalarlo. Llama mucho la atención la decisión de utilizar energía volcánica renovable amigable con el medioambiente para la minería nacional. Como es de esperar, no tardaron opiniones en contra manifestando que el alto consumo de energía encarecerá su costo al consumidor salvadoreño. Un escenario poco probable, pues la ley de libre competencia nos dice que un mayor mercado en condición elástica genera menor precio unitario. La minería del bitcóin, por lo tanto, daría mayor rentabilidad a la CEL y a las empresas distribuidoras nacionales, mejorando calidad.
El bitcóin continúa su alza imparable, superando por mucho la banda de los $50,000, con expectativas de llegar a su nivel más alto registrado de $64,800, contradiciendo las opiniones de un desplome.
Considerando el mercado mundial del bitcóin, se observa que este sigue al menos dos variantes propias, una fuerza constante ascendente única y muchas variantes pausadas bajistas, como fuerza opuesta. Es en ese punto que el inversor busca montarse en la subida.
El bitcóin como moneda de curso legal de El Salvador tiene regulaciones de implementación, que no tiene el bitcóin internacional. Pero ambos están comprendidos en una misma estructura de libre mercado y definidos por la ley de oferta y demanda. La ley salvadoreña lo ratifica en el considerando 5, que se lee: «Con el objetivo de impulsar el crecimiento económico, se hace necesaria […] la circulación de una moneda digital que obedezca exclusivamente a criterios de libre mercado…».
La aceptación del criptosistema a escala internacional es creciente, ofrece seguridad de inversión, es autónomo, no pertenece a ningún organismo o Gobierno más que a sus propios inversores. En su origen es definido como «bitcoin: a peer-to-peer electronic cash system» en el White Paper de sus creadores, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, en 2009. Haciendo diferenciación con otras monedas y activos virtuales, pertenece al grupo de criptomonedas llamadas altcoins; es decir, monedas alternativas que tienen un doble propósito: ser moneda de intercambio y al mismo tiempo un activo de inversión estructurado en sistema «blockchain». En ese grupo familiar están comprendidas otras criptomonedas que transan en el mercado mundial, como etherium, binance y cardano, entre muchas disponibles en El Salvador. En paralelo, funcionan las establecoins; es decir, criptomonedas de valor fijo, creadas y emitidas por bancos centrales. Las establecoins son reserva, no transan en mercado de valores.
Es evidente que el mercado mundial del bitcóin no se afecta por el pequeño volumen que se transa en el mercado salvadoreño o por el debate político-partidario al respecto. La consistencia del mercado del bitcóin debe verse en su tendencia alcista desde 2011. Es producto de su estructura de oferta y demanda, donde se fija un techo a la oferta con un límite de 21 millones de bitcoines, de los cuales ya circulan 18,840,318, restando por minar 2,160,000. Por lo tanto, al cerrarse la oferta, sin duda crecerá la demanda, generando ganancia. Esto explica por qué el bitcóin en un período de 52 semanas experimentó alza de $54,413, subiendo de $11,223 a $ 64,863.
Recordemos que en 2011 el bitcóin se cotizaba en 1 euro. La perspectiva que algunos especialistas mantienen es que el bitcóin puede alcanzar los $100,000 para fin de año.