Un rebaño de renos atraviesa los fiordos, trepa por las montañas y nada entre los glaciares para completar una larga travesía por el norte de Noruega hacia los pastizales donde pasarán el invierno.
Durante 14 días un fotógrafo de AFP siguió a este grupo en su viaje de regreso desde las praderas donde pasan el verano boreal en la zona septentrional de Seglvik hasta Kautokeino.
En su periplo, el rebaño contorneó dos glaciares y llegó a los pies del glaciar de Jokelfjord, que es la única formación de hielo de Europa que desemboca en el mar.
Los renos son acompañados por pastores de la comunidad sami que los siguen en motos, a pie o en barco.
Ante Niillas Gaup, un ganadero sami de 37 años, llama la atención de los renos con un silbato, ayudado por un perro pastor. Esta es la señal para que el rebaño sepa qué camino tomar.
– «Reloj biológico» –
«Pero si no quieren caminar, no caminan, hacen lo que quieren, cuando ellos quieren», especialmente en función del clima, que es particularmente caprichoso en esta época del año, explicó Ante.
«Aunque su reloj biológico los guía instintivamente», la mayor parte del tiempo, afirmó.
Cuando se enfrentan a obstáculos como escalar una ladera escarpada o pasar por un fiordo, entonces los renos se detienen y esperan una señal de los pastores.
Un ganadero sami desde una pequeña embarcación a motor agita su campanilla para mostrarles el camino hasta la otra orilla.
Antes de lanzarse a agua, estos mamíferos aprovechan unos instantes de descanso para jugar con sus crías o para otear los bosques circundantes.
Cuando están listos, se agrupan y forman una fila antes de entrar en las aguas. En media hora, entre gruñidos, llegan a la otra orilla nadando en una perfecta sincronía.
Ahí comienza la última parte de su trashumancia, el recorrido hacia las tierras del sur, en Kautokeino, cerca de la frontera finlandesa, donde este rebaño pasará el invierno.