Desde 2017, Joaquín Antonio Alvarado López, de 28 años, se aprovechó de la confianza por la relación sentimental que mantenía con la madre de la víctima y comenzó a abusar sexualmente de su hijastra, de entonces siete años, cuando su compañera de vida salía a trabajar.
Los hechos ocurrieron en Metapán y sucedieron por mucho tiempo. Cuando la menor cumplió 10 años, en 2020, Alvarado López procedió a violarla, situación que se prolongó durante tres años, tiempo en el que la víctima era amedrentada para que no contara lo sucedido.
El año pasado, cuando la menor se fue a vivir con su padre biológico, se animó a contar lo sucedido, por lo que su padre denunció los hechos ante las autoridades.
Por todos esos abusos, Alvarado López fue condenado a 50 años y ocho meses de prisión por el Tribunal Primero de Sentencia de Santa Ana, donde enfrentó el juicio por los delitos de agresión sexual en menor e incapaz agravada y violación sexual en menor e incapaz agravada, ambos en modalidad continuada.